Prolapso en gallinas ponedoras: revisión de las condiciones que lo provocan y estrategias de prevención

A pesar de la mejora permanente de los resultados productivos de las ponedoras que se puede evidenciar en diferentes condiciones de alojamiento y en todas las regiones del mundo, gracias a la selección genética y a los avances en nutrición, manejo y prevención de enfermedades, el prolapso sigue siendo una causa recurrente de preocupación para los productores avícolas.

 

 

La aparición de prolapso en gallinas ponedoras, bajo ciertas circunstancias, puede convertirse en una de las principales causas de mortalidad, con el consiguiente impacto negativo en el bienestar de las aves y en los resultados productivos de los lotes.

En este artículo revisaremos las condiciones que contribuyen fundamentalmente a la presentación del prolapso, con énfasis en las diferentes estrategias de prevención. Efectivamente, y como vamos a describir, las principales causas están relacionadas con los problemas de manejo durante la crianza y el inicio de la puesta, lo que significa que no existe un tratamiento efectivo y, por lo tanto, es una condición muy difícil de controlar una vez que ha aparecido. En este caso, más que nunca, podemos afirmar que el mejor método de control es la prevención.

Un lote bien recriado, con buen peso corporal y uniforme es la base para prevenir el prolapso

 

¿Qué es el prolapso?

En condiciones normales, en el momento de la oviposición, se produce una eversión momentánea de la parte inferior del oviducto a través de la cloaca, que rápidamente se revierte. El prolapso en las gallinas ponedoras se produce cuando parte del oviducto no se retrae a su posición normal y queda expuesto, fuera de la cloaca, después de que la gallina ponga un huevo.

En estas circunstancias, el tejido expuesto presenta un aspecto congestivo y puede llegar finalmente a necrosarse, originando mortalidad. La complicación más frecuente se deriva de que las otras gallinas se sentirán atraídas por ese tejido rosado y húmedo y pueden comenzar a picarlo, pudiendo desencadenarse un brote de canibalismo que repercutirá en un incremento significativo de la mortalidad.

Ambas condiciones, prolapso y picaje/canibalismo, se presentan frecuentemente asociadas, porque no solo el picaje puede ser la consecuencia del prolapso original, sino que, a la inversa, el picaje de cloaca puede ser la causa primaria, y las pequeñas lesiones producidas en el tejido del oviducto en el momento de la oviposición acaban dificultando que éste se retraiga a su posición normal, apareciendo secundariamente el prolapso.

 

Condiciones que favorecen la aparición del prolapso

El prolapso se considera un síndrome multifactorial, lo que quiere decir que, frecuentemente, no hay una sola causa, sino que es una combinación de diversos factores responsables de la aparición del problema. Los factores fundamentales están relacionados con el desarrollo de las aves durante la fase de recría, esencialmente el peso y la composición y estructura corporal (desarrollo esquelético).

Adicionalmente, las alteraciones hormonales, la enteritis, el sobrepeso de las aves, la edad de inicio de la postura, una estimulación lumínica demasiado temprana, las dietas desequilibradas, la producción de huevos de doble yema y todas aquellas condiciones que favorezcan la aparición de un comportamiento de picaje, juegan también un papel determinante en la presentación del prolapso.

 

Peso y estructura corporal

El peso vivo y el desarrollo y estructura corporal están muy relacionados con la aparición del prolapso. Por un lado, las gallinas con bajo peso, es decir, aves que no han tenido un crecimiento adecuado durante las primeras semanas de recría, que es cuando se determina la estructura esquelética de las aves, tendrán una cavidad pélvica poco desarrollada, así como unos tejidos del aparato reproductor y una musculatura insuficientemente desarrollada para la puesta. Por otro lado, las gallinas con sobrepeso, con exceso de grasa acumulada, serán más propensas también a padecer prolapso ya que los tejidos implicados en la oviposición (el oviducto y la musculatura de la cloaca) tendrán menor elasticidad y tono, por lo que el oviducto tardará más en retraerse tras poner un huevo. Y, por último, las gallinas demasiado pesadas en general pondrán huevos de mayor tamaño, un factor adicional de riesgo: a mayor tamaño de éstos, mayor probabilidad de una distensión excesiva de los tejidos de la cloaca y mayor riesgo de desarrollar prolapso.

Unas buenas condiciones de alojamiento y manejo durante las primeras semanas de la recría, garantizando el espacio disponible recomendado para un buen crecimiento, así como la disponibilidad suficiente de comederos y bebederos para evitar fenómenos de competencia que puedan afectar negativamente al crecimiento y a la uniformidad, son esenciales en la prevención del prolapso.

El resto de las condiciones que aseguren un buen arranque de las pollitas en cría, como son la utilización de un programa de iluminación decreciente lento, un alimento de inicio suficientemente concentrado y el mantenimiento de un ambiente confortable (temperatura, humedad relativa y ventilación), son también fundamentales para obtener el desarrollo adecuado. El objetivo es seguir en todo momento la curva de crecimiento referencia para la estirpe, teniendo siempre presente que el desarrollo de las diferentes estructuras corporales (esqueleto, musculatura, tracto gastrointestinal…) sigue una secuencia en el tiempo específica, y no es posible compensar más adelante un déficit de crecimiento de cualquiera de ellas.

 

Alteraciones hormonales

Las alteraciones del estado hormonal de las gallinas ponedoras pueden dar lugar a la aparición de prolapsos. Se ha descubierto que los niveles bajos de estradiol en plasma están asociados a la aparición de prolapso. Los niveles reducidos de estradiol en plasma disminuyen la actividad de la prostaglandina sintetasa, lo que provoca una disminución del nivel de prostaglandina en el oviducto. La prostaglandina desempeña un papel importante en la actividad muscular del oviducto. Unos niveles de prostaglandina demasiado bajos afectan negativamente al funcionamiento de la musculatura lisa del oviducto, favoreciendo la aparición de prolapso.

No hay que olvidar que la regulación hormonal en las gallinas ponedoras se ve muy afectada por la fotoestimulación (estimulación lumínica): como se ha comentado en el apartado anterior, el efecto del periodo de cría es esencial, por lo que hay que tener en cuenta el manejo y el programa de alimentación e iluminación utilizado en recría cuando se investiga una manada con una prevalencia significativa de prolapso.

 

Comportamiento

El picaje de cloaca, y el canibalismo derivado de este comportamiento, puede considerarse tanto una causa como una consecuencia del prolapso en las gallinas.

El picaje de la cloaca es una de las formas más extendidas y graves de picaje severo: cuando aparece esta alteración del comportamiento, el canibalismo puede propagarse rápidamente y causar una elevada mortalidad. Las gallinas se sienten atraídas por el aspecto del oviducto expuesto fuera de la cloaca tras la oviposición, húmedo y brillante: si una de las aves del lote comienza a picarlo, las otras harán lo mismo por su curiosidad y tendencia a la imitación. Las lesiones que se producen como consecuencia del picoteo repetido y la presencia de sangre estimularán aún más este picaje severo, agravando el problema. Incluso las gallinas que han sido sometidas a un tratamiento o recorte del pico pueden herir gravemente a otros miembros del lote, ya que el oviducto expuesto es un tejido blando que sangra con facilidad. No obstante, en las regiones en que el tratamiento de picos está autorizado por la legislación vigente, el riesgo de picaje severo se reduce significativamente siempre que este tratamiento se efectúe de manera precisa y con un resultado uniforme.

Cuando las gallinas están alojadas en sistemas libres de jaula, ya sea en suelo o en aviarios, habrá un mayor riesgo de aparición de picaje en aquellos lotes que produzcan una cantidad significativa de huevos fuera de los nidos, en el suelo o en el sistema. Asimismo, cuando hay un número insuficiente de nidos, cuando los nidos están demasiado iluminados o son de diseño inadecuado, al quedar la cloaca expuesta en el momento de poner el huevo en el suelo, es más probable que otro miembro de la manada se sienta atraído para picarla. Aunque el prolapso puede aparecer en todos los sistemas de alojamiento, el canibalismo a menudo aparece con mayor frecuencia e intensidad en aves alojadas en jaulas, al existir más interacción entre las gallinas alojadas en la jaula y menos posibilidades para las víctimas para escapar de la agresión.

 

Huevos de doble yema

Como resultado del tamaño excesivo de los huevos de doble yema se ejerce mucha presión sobre el útero y la musculatura de la cloaca en el momento de la oviposición. Estos tejidos, cuando se estiran demasiado se debilitan y aumenta la posibilidad de desarrollar prolapso, ya que a la gallina le resulta más difícil retraer el útero.

El manejo adecuado del estímulo lumínico, efectuándose a la edad adecuada y evitando estímulos demasiado agresivos, ya sea en el fotoperíodo o en intensidad, es el factor más determinante para evitar el exceso de huevos de doble yema. Por otra parte, la mejora genética también puede ayudar a la reducción de la incidencia de prolapso al seleccionarse activamente en contra de la aparición de huevos de doble yema.

Edad de las aves

Frecuentemente, la mayor incidencia de prolapsos se produce alrededor del pico de producción, un momento de alta demanda metabólica para las aves. Conforme avanza la edad de las gallinas, los huevos aumentan naturalmente de tamaño, pero conseguir que ese crecimiento de su peso sea más aplanado, como se ha logrado gracias a la genética en algunas estirpes, permitirá que la demanda metabólica que sufrirán las aves en lotes de mayor edad sea menor, lo que reducirá el riesgo de desarrollar prolapso.

 

Dietas desequilibradas

Los principales factores nutricionales que hay que considerar en las fórmulas para ayudar a prevenir la aparición de prolapso son la energía, la proteína y los niveles de calcio y fósforo. Concretamente, la utilización de un alimento de pre-puesta adecuadamente formulado para las necesidades específicas de este periodo, breve pero esencial, ya que es el momento en que se establecen las reservas de calcio en el hueso medular, lo que contribuirá a reducir el riesgo de aparición de prolapso más adelante.

Hay que tener presente que el calcio desempeña un papel importante, no sólo para la formación de la cáscara del huevo y unos huesos fuertes y sanos, sino también para el buen funcionamiento de los músculos y el mantenimiento del tono muscular. La debilidad muscular puede dificultar y retrasar la retracción del oviducto tras la puesta, y consecuentemente puede aparecer prolapso. El asegurar los aportes adecuados de calcio y fósforo en cada fase de la vida en función de la masa de huevo producida para garantizar el buen funcionamiento de los mecanismos de absorción/ depósito/excreción de calcio es otro factor clave pare reducir el riesgo de prolapso.

El exceso de grasa en la región abdominal también favorece la aparición de prolapsos: la presencia de demasiada grasa puede llegar a estrechar el paso del huevo, aumentando la presión que necesita la gallina para ponerlo y estirando y debilitando la musculatura implicada. Por lo tanto, una dieta equilibrada que permita el mantenimiento del peso corporal en el rango recomendado y que no favorezca la acumulación de grasa abdominal es clave. Es importante evitar fórmulas con un contenido en energía demasiado elevado, ya sea por aporte excesivo de carbohidratos, aceites o grasas.

La utilización de niveles muy altos de proteína también potencialmente supondrá un mayor riesgo de prolapso, al favorecer la producción de huevos de mayor tamaño. Sin embargo, el estimular mediante la nutrición la producción de huevos de más peso en los mercados que así lo demandan no debería ser demasiado preocupante siempre que se haga de forma gradual.

Por último, el papel de la fibra no debe subestimarse en relación con el comportamiento de las gallinas ponedoras y puede tener un impacto muy positivo en la salud intestinal, lo que a su vez repercute en un mejor comportamiento de las gallinas ponedoras, que mostrarán menor tendencia al picaje.

 

Iluminación

Unas condiciones de intensidad luminosa excesiva estimularán la actividad de las aves y facilitarán que vean más fácilmente el oviducto expuesto tras la puesta de los huevos y les llame la atención, ya que son naturalmente curiosas.

El estímulo lumínico (fotoestimulación mediante la adición de horas suplementarias de luz) debe hacerse siempre en función del peso corporal y la uniformidad, nunca basado exclusivamente en la edad de las aves. Aunque es sobradamente conocido, siempre conviene recalcar la trascendencia que tiene controlar semanalmente el peso corporal durante el periodo de recría y asegurar que el crecimiento sigue los objetivos recomendados para la estirpe.

Un efecto importante de la luz es la alteración de la edad de aparición de la madurez sexual de las aves, y de la aparición de los primeros huevos. Es importante tener presente que no es la intensidad de la luz lo que afectará fundamentalmente a la edad de madurez sexual, sino el cambio en la duración del día percibido por las aves (las horas de luz). De nuevo, reiterar que la evolución del peso corporal durante la recría aporta mucha información sobre su nivel de desarrollo y composición corporal.

Las pollitas que reciben un estímulo lumínico antes de que el tracto reproductivo haya madurado completamente serán candidatas a padecer problemas de prolapso más adelante en la fase de puesta. Los lotes de aves excesivamente precoces producirán huevos pequeños, pero indudablemente son más propensos la aparición de problemas de prolapso, como consecuencia de que las aves tendrán una estructura corporal pequeña y un tracto reproductivo no completamente desarrollado. Es esencial tener en cuenta la uniform idad de la manada: cuando la variabilidad en pesos es excesiva, al avicultor le resultará muy difícil tomar la decisión correcta respecto al momento de la fotoestimulación: si solo se tiene en cuenta el peso corporal medio para las aves más ligeras puede ser demasiado temprano y eso repercutirá en mortalidad por prolapsos en la producción.

En el momento de la estimulación lumínica no es aconsejable que ésta sea demasiado agresiva, evitando incrementos demasiado amplios en duración o un aumento brusco de la intensidad, ya que provocarán una mayor incidencia de huevos de doble yema. Siempre es importante respetar las recomendaciones de las diferentes estirpes respecto a los programas de iluminación, la estimulación lumínica y la intensidad de la luz en cada fase.

 

Estado sanitario

Algunas enfermedades también pueden actuar como factores de riesgo de aparición de prolapso. Las enteritis pueden provocar diarrea, irritación cloacal y plumas sucias alrededor de la cloaca, que también favorecerán el comportamiento de picaje. Por otra parte, una inadecuada salud intestinal puede afectar negativamente a la absorción de nutrientes, pudiendo aparecer carencias marginales en los individuos afectados.

Otros procesos víricos como el síndrome de caída de puesta (EDS) y la bronquitis infecciosa provocan debilitamiento del oviducto. Los endoparásitos (vermes y tenias) alterarán la mucosa intestinal, la absorción de nutrientes se verá afectada y además son una fuente permanente de estrés, todos ellos posibles factores desencadenantes de picaje. Algo similar podría decirse de los ectoparásitos: piojos y ácaros son causantes de irritación de la piel y estrés, y su presencia a menudo se asocia a alteraciones de comportamiento y picaje.

 

Imágenes de prolapsos en gallinas ponedoras

 

Recomendaciones para prevenir la aparición de prolapso

Aunque la mayoría de las estrategias para la prevención de prolapsos pueden fácilmente deducirse de la descripción de los factores implicados que hemos descrito, a continuación se detallan brevemente algunos consejos:

  • La detección temprana es esencial: un indicador precoz de la aparición de prolapso es la presencia de huevos con la cáscara manchada de sangre. Por tanto, hay que: permanecer vigilante y observar esto atentamente cuando se recogen y clasifican los huevos.
  • Visitar los lotes con frecuencia, prestando atención a los sonidos que puedan indicar un comportamiento de picaje severo (graznidos de las aves agredidas), buscando signos de picaje de cloaca y tratando de aislar a las aves heridas
  • Supervisar la utilización de los nidos, verificando que están en número suficiente para la cantidad de gallinas alojadas y que sean cómodos y atractivos para las aves. Controlar los horarios de apertura y cierre de los mismos para minimizar la puesta de huevos en el suelo y para evitar que las aves permanezcan demasiado tiempo en los mismos pues ambas situaciones pueden favorecer el picaje de cloaca.
  • Verificar que el espacio de comederos y bebederos disponible es el adecuado para el número de gallinas alojadas. Si aparecen fenómenos de competencia alrededor de los comederos o bebederos se afectará la uniformidad del lote y se pueden desencadenar comportamientos anómalos y picaje.
  • Controlar estrechamente el peso corporal y el crecimiento y desarrollo de las aves durante la recría. Evitar que las aves tengan bajo peso o sobrepeso, ajustando el manejo y la alimentación cuando sea preciso.
  • Tener presente que el momento del estímulo luminoso debe determinarse en función del peso corporal y la uniformidad del lote.
  • Evitar una fotoestimulación demasiado brusca
  • Mantener la intensidad luminosa en el interior de la nave siempre que sea posible conforme a las recomendaciones de la estirpe. Utilizar idealmente luces artificiales que puedan ajustarse en intensidad y en el caso de naves abiertas, intentar reducir la intensidad de la luz natural que entra en ellas oscureciendo las ventanas o utilizando cortinas o mallas de sombreo.
  • Utilizar siempre dietas bien equilibradas, introduciendo los cambios precisos de manera gradual y según las necesidades del lote: en función del peso corporal en la recría y de la masa de huevo producida en producción.

 

 

 

RAFAEL LERA
Hendrix Genetics, 7-11-2022

 

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