En sólo 2 meses, el kilo se ha encarecido un 68% y el consumo se ha disparado
La crisis de las vacas locas ha provocado un aumento extraordinario del precio del pollo en las tiendas y los mercados de Barcelona. En diciembre, los consumidores pagaban 275 pesetas por un kilo de pollo. La semana pasada, el precio alcanzó las 490 pesetas. El incremento ha sido de un 68% en sólo dos meses.
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«La semana pasada fue la peor. En menos de ocho días, el precio del pollo aumentó 60 pesetas», declara una vendedora del Mercat de la Barceloneta. A la subida de los precios en los establecimientos –no siempre homogénea y difícilmente cuantificable– se corresponde un aumento de la preocupación ante el precio del pollo vivo en las lonjas. Según José María Marsal, director de la Federación Avícola Catalana, el pollo cotizaba a 120 pesetas por kilo en diciembre entre los mayoristas. Ahora, ronda las 180 pesetas.
VARIAS ALTERNATIVAS La subida de los precios, en cualquier caso, no es más que la consecuencia lógica del aumento de la demanda, que se ha disparado entre un 15% y un 25% en los últimos tres meses. Pero el pollo no es el único beneficiado: hay más demanda de cerdo, de cordero, de conejo y de avestruz, lo cual ha provocado, aunque en proporciones inferiores, un alza de los precios.
«El pollo, el cordero y el conejo son, por ese orden, los productos sobre los que se ha volcado la gente para reemplazar el consumo de la carne de ternera», explica Baldiri Ros, presidente del Instituto Agrícola Catalán. Cordero y conejo se venden hoy entre un 15% y un 20% más caros que hace dos meses.
La situación ha obligado a los comerciantes a cambiar los esquemas de la oferta, no solo para ajustarse a la demanda, sino también para aprovechar el tirón de los precios. Las carnicerías, pero también las pollerías, muestran ahora en sus vitrinas productos que hasta hace poco no figuraban en su oferta habitual: avestruz, conejo y caballo, principalmente.
LA TERNERA, ESTABLE No deja de ser llamativo que el precio de la carne de ternera, la gran culpable del desorden, apenas haya bajado un 0,5%, mientras sus productores siguen haciendo esfuerzos para infundir confianza entre los consumidores. La Unión de Agricultores y Ganaderos de Navarra repartió ayer ternera en Pamplona entre los viandantes.
Lo más curioso de esta situación es que la demanda de pescado no se ha disparado, como se apuntó en un primer momento, cuando fue considerado la alternativa a la ternera. Los índices de Mercabarna muestran aumentos muy leves en los precios, pequeñas diferencias que los responsables evitan relacionar con las vacas locas . «Es el alza habitual de los precios en esta época del año, y obedece al exceso de tormentas y a la mala mar», dijo un portavoz de la sociedad barcelonesa de empresas alimentarias.
DEMANDA DE PESCADO La situación es muy similar entre los minoristas. Varios comerciantes consultados en los mercados de la Barceloneta, Santa Caterina, la Boqueria, Nostra Senyora de l’Estrella y l’Abaceria Central coincidieron en que el impacto ha sido muy leve, casi insignificante. La demanda ha crecido apenas un 10% de promedio y los precios se han mantenido estables.
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