Según una noticia procedente de Estados Unidos, científicos de la Universidad de Arkansas están desarrollando un tipo de equipo que permitirá a los mataderos de aves producir unos pollos más sanos al mismo tiempo que ahorrar en personal.
En un típico ejemplo de la colaboración existente en Estados Unidos entre la Universidad y la industria, el Prof. Joel Walker, del Departamento de Ingeniería Agrícola del citado Centro, está desarrollando un sistema en un matadero de Tyson Foods que permitirá a éste medir la temperatura interna de las canales de pollos a fin de asegurarse la muerte de toda bacteria existente en las mismas. El sistema es complejo, ya que consta de sensores, cámaras de infrarrojos y ordenadores capaces de detectar los cambios en la temperatura interna de las canales o de los cortes de pollos. Esto tiene importancia ya que los mataderos desean llegar a unas temperaturas de 68 a 76 ºC para asegurarse la
muerte de toda bacteria, teniendo en cuenta que el Departamento de Agricultura de Estados Unidos indica que, a tal efecto, la temperatura interna de los productos cárnicos debería alcanzar los 74 ºC.
La base del sistema son unos sensores de calor en cámaras de infrarrojos que detectan si la temperatura interna de una pieza de carne que pase frente a ellas es más fría de lo requerido y, por consiguiente, necesita una mayor cocción. Esto podrá aplicarse a cualquier producto precocinado del pollo con el fin de asegurar una mayor sanidad de los mismos.
Por otra parte, el mismo equipo está trabajando también en la mejora de los automatismos en el matadero con el fin de producir unas piezas con la máxima uniformidad posible, tanto en peso como en grosor. Esto, unido a la robótica que ya está presente en muchas de las operaciones del eviscerado, puede permitir también un cierto ahorro de personal en los mataderos, por más que el objetivo final no sea éste sino el de mejorar la calidad de los productos elaborados.
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