Lo que hasta ahora era sólo una sospecha, la celebración
de peleas ilegales de gallos en España, se ha convertido en
evidencia. La policía municipal de Sabadell, Barcelona,
descubrió el domingo 11 de enero de 1998 por la mañana a un grupo
de personas que asistía a uno de estos combates en una
nave aparentemente abandonada de la zona de Les Clotes,
junto al río Ripoll. Una llamada telefónica alertó a los
agentes de la posible organización de la pelea.

Al mediodía, la policía acudió a la nave, a la que en un primer momento no pudo acceder porque el
presunto organizador exigió una orden judicial para franquearles el paso. En el exterior de la nave había
entre 30 y 35 vehículos, de cuyas matrículas tomaron nota los agentes. Los coches procedían no sólo
de Barcelona, sino también de Girona, Tarragona y Francia.

Cuando lograron entrar en el local, la mayor parte de los asistentes ya lo había abandonado. A pesar
de ello, pudieron identificar a diez personas y al presunto responsable de la organización, que prestó
declaración en la comisaría. En el recinto encontraron cuatro gallos, dos de ellos malheridos, que se
entregaron a su propietario «en calidad de depósito judicial porque no conseguimos contactar con la
protectora de animales», según explicó José Marín, comisario de Sabadell. El presunto organizador de
las peleas, en las que probablemente se cruzan apuestas, está en libertad porque, según el nuevo
Código Penal, estas peleas no están tipificadas como un delito.

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