La Comisión Europea (CE) ha decidido mantener sus políticas para la autorización de Organismos Genéticamente Modificados (OGM) y ha rechazado, por ahora, emprender los cambios reclamados, de un lado u otro, por los ecologistas y las industrias de biotecnología.
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La Comisión Europea (CE)
ha decidido mantener sus políticas para la autorización de Organismos
Genéticamente Modificados (OGM) y ha rechazado, por ahora, emprender
los cambios reclamados, de un lado u otro, por los ecologistas y las industrias
de biotecnología.
El Ejecutivo comunitario ha debatido, en su reunión semanal, sobre la
aprobación de transgénicos en la UE, que actualmente es muy lenta
porque hay mucho desacuerdo entre los países comunitarios, que no lo
consensuar una postura en este asunto, según informó el portavoz
de la CE, Johannes Laitenberger.
Como resultado, Bruselas ha decidido seguir por el momento con su forma de
proceder habitual: «La CE seguirá asumiendo sus responsabilidades,
respetando los compromisos internacionales y acabará los procedimientos
de autorización pendientes, así como los nuevos casos», según
el portavoz.
En la práctica, esto significa que por ahora no va a cambiar la manera
en que los OGM se aprueban en la UE desde que en 2004 los países comunitarios
levantaron la llamada «moratoria de facto», que impidió durante
seis años autorizar nuevos transgénicos.
Desde entonces, los 16 nuevos transgénicos que han obtenido permisos
se han aprobado unilateralmente por la Comisión, porque entre los países
comunitarios no hay una mayoría ni a favor ni en contra de esos productos.
España es el país que cultiva principalmente un OGM con fines
comerciales, maíz; algunos estados de la UE aplican salvaguardas que
EEUU y Argentina denunciaron ante la Organización Mundial del Comercio
(OMC):
La CE ha determinado que dentro de los expedientes pendientes de autorización
va a reenviar a la Autoridad Europea para la Seguridad Alimentaria (AESA) los
de una variedad de patata y tres de maíz, con el fin de comprobar el
impacto de tales transgénicos en la salud y el medioambiente.
La AESA ya los había examinado antes pero ha habido informes de otras
entidades que dudaban sobre sus efectos sobre la salud.
Cuando se tramita una solicitud para aprobar un OGM en la UE, la CE recurre
a la AESA -situada en Parma (Italia)- y entre las críticas más
frecuentes, figura la de los ecologistas, que estiman que ese organismo no es
independiente y que solamente se basa en informes de la industria.
Bruselas ha salido al paso de estas acusaciones: «la CE confirma su confianza
en la alta calidad de las opiniones científicas de la AESA», ha
remarcado el portavoz.
Bruselas va a pedir también a la AESA que evalúe otras variedades
de OGM, entre las que figuran dos tipos de maíz, el 1507, de la firma
Pioneer, cuya aprobación pidió España, y un bt11; la particularidad
en estos casos está en que el comisario europeo de Medioambiente, Stavros
Dimas alertó contra su aprobación.
Sin embargo, el portavoz comunitario ha insistido en que la decisión
sobre OGM se toma de forma colegiada, por todo el equipo de la CE y no es unilateral
de un comisario.
La AESA tendrá que pronunciarse de nuevo también sobre el arroz
«LL62», la variedad ilegal que provocó que la UE restringiera
las importaciones de ese alimento de EEUU.
La CE «aprobará estos OGM si la AESA confirma que son productos
seguros», ha remarcado Laitenberger.
Por otra parte, la CE ha pedido a sus servicios que encuentren una «solución,
antes del verano» a la tolerancia de restos de transgénicos no autorizados
que se pueden permitir en piensos y alimentos.
Los criterios estrictos europeos están impidiendo la importación
de piensos OGM de países como EEUU o Argentina.
Aparte, la CE ha instado a Austria a que ponga fin al veto que aplica a la
importación de dos variedades de transgénicos, autorizadas en
Europa.
Las organizaciones ecologistas Greenpeace
y Amigos de la Tierra
han criticado la decisión de hoy de la CE: «La pregunta es cuántas
veces el presidente de la CE, José Manuel Durao Barroso, va a ignorar
a las evidencias científicas y a la opinión pública hasta
que obtenga la decisión que él quiere».
Por el contrario, la asociación que agrupa a las industrias europeas
de biotecnología Europabio ha acusado a la CE de «procrastinar»
sobre los OGM mientras que millones de agricultores en todo el mundo los cultivan.
Las industrias han criticado que tengan que volver a examinarse expedientes
que ya contaban con un dictamen científico positivo y ha indicado que
más de 40 productos transgénicos están pendientes de aprobación:
«Europa se queda atrás en la competencia mundial», según
un comunicado.
EFEAGRO
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