El semanario alemán Der Spiegel, en su edición online, informó recientemente que la Comisión Europea quiere endurecer drásticamente las normas para los alimentos ecológicos, teniendo en cuenta que el etiquetado ecológico a menudo no se corresponde a menudo con la realidad. Cuando se compra un producto con una etiqueta con una granja en el fondo y el logotipo ecológico de la UE, se cree con toda confianza que se compra un producto natural. Sin embargo, la apariencia puede ser engañosa.
La presencia de una etiqueta no garantiza en realidad un producto ecológico. Los consumidores lo saben hace mucho tiempo y la Comisión Europea lo constata de forma muy clara. «Los productos que no son creíbles pueden afectar la confianza del consumidor a largo plazo y dar lugar a una crisis en el mercado» , señala el borrador de proyecto de reglamento al que ha tenido acceso Der Spiegel.
Dacian Ciolos, Comisario de Agricultura y Desarrollo Rural, quiere endurecer las normas sobre la producción y venta de los alimentos que llevan el famoso logotipo ecológico de la UE. Quiere eliminar las muchas excepciones que hacen que un producto ecológico no siempre esté hecho del 100 % de ingredientes ecológicos. Los servicios europeos destacan en el documento que «las normas de producción ecológica están debilitadas por las excepciones y las condiciones poco claras» . Entre las reformas propuestas destacan:
– Granjas mixtas: una explotación que opera tanto con la producción ecológica como la convencional a la vez. Esto debería estar prohibido según propone la Comisión, lo que minimizaría el riesgo de contaminación.
– Plaguicidas: hasta ahora no hay ninguna garantía de que no haya residuos de plaguicidas en un producto ecológico. En el futuro, los productores deberán garantizar que el nivel de plaguicidas en los productos no supere el de los productos de comida para bebés.
– Carne de ave y de cerdo: hasta el momento, sólo el 20 % del alimento de los animales debe ser de origen local; en el futuro, deberá ser del 60%. Además, las proteínas deberán ser 100% ecológicas. Asimismo, se fijará en un máximo del 5% el tope de alimentacíon animal de procedencia no ecológica.
La Comisión también quiere masificar los controles, que por ahora se centran en los agricultores y menos en los del resto de la cadena alimentaria. A los mayoristas por ejemplo raramente se les pasa.
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