Casos humanos de influenza dudosos y nuevos protocolos oficiales

La declaración en otoño de 2022 de dos brotes de influenza aviar de alta patogenicidad (IAAP) H5N1 en granjas de gallinas ponedoras de Castilla-La Mancha supuso el evento más importante de esta epizootia en España por el número de aves afectadas y su ubicación en una zona con elevada densidad avícola.

En uno de los años más cálidos de las últimas décadas en Europa, el virus estuvo activo sin descanso en granjas y en aves silvestres europeas. Algo excepcional, como también lo fue el elevadísimo número de brotes de influenza aviar de alta patogenicidad declarados en la Unión Europea, diezmando su cabaña avícola y la de muchos países terceros. Desde octubre de 2021 hasta septiembre de 2022 se produjeron en la UE 2.550 casos en aves de corral en 37 países. Especialmente grave ha sido la situación en Francia, Italia, Holanda o Hungría.

Pero la alarma subió de nivel cuando las autoridades españolas declararon dos casos humanos positivos a influenza aviar H5N1 entre trabajadores ocupados en la limpieza y desinfección de una de las granjas avícolas positivas. Éstos se hicieron los controles oficiales rutinarios para personas en contacto con el virus y les tomaron muestras (hisopos nasofaríngeos) tras salir de la granja afectada, sin ducharse y con la ropa de trabajo. La noticia de los dos casos positivos se interpretó públicamente como un salto cualitativo en el nivel de riesgo de contagio a personas del temible virus, que ponía en alerta a todo el sistema sanitario, no solo en España sino a nivel global.

Cuatro meses después, el Ministerio de Sanidad ha publicado, en relación a los dos casos humanos declarados, que, a pesar de un resultado positivo inicial en las muestras de ambos operarios, la ausencia de síntomas y la baja carga viral en los dos casos, junto con los resultados negativos de las pruebas serológicas en el primero de ellos sugieren que se trató de contaminaciones ambientales en el contexto de elevada presencia del virus en la explotación afectada.

Esta relevante conclusión oficial que cuestiona la declaración de los casos como positivos no ha tenido, ni de lejos, la repercusión que tuvo en los medios el anuncio inicial. Y es vital su difusión, tanto para el sector y como para todos los profesionales implicados en la estrategia para promover una “única salud” (One Health), que vincula la humana y la de los animales.

La Comisión de Salud Pública publicó también en febrero de 2023 el documento de respuesta y actuación ante la gripe aviar. Incluye, entre otras medidas, un sistema de doble vigilancia para las personas expuestas en granjas a aves y visones infectados, y cribados para mejorar la detección de asintomáticos. El protocolo obliga a comunicar en las 72 horas tras notificar un foco de gripe aviar, la lista de personas que hayan estado en contacto con los animales, para vigilar si tienen síntomas o incluso hacer pruebas PCR. “Dado el alto volumen de aerosoles que se pueden generar en los brotes y en las tareas de limpieza y desinfección posteriores, se considerarán expuestas las personas relacionadas con el foco, incluyendo trabajadores de la explotación y personas implicadas en las tareas de control, independientemente de la utilización de los EPI durante la exposición”, indica el texto.

También se establece un nuevo protocolo de toma de muestras: se recogerán entre 5 y 7 días tras el último contacto de riesgo, antes de comenzar la jornada laboral, tras el aseo personal de las personas expuestas y con ropa distinta de la usada en las labores de la granja, para evitar posibles contaminaciones ambientales. Si no se siguen estas recomendaciones o el cribado se realiza antes de los cinco días desde el último día de exposición, para indicar que un caso positivo se deberán confirmar los resultados positivos de la PCR con una segunda muestra tomada al menos 24 horas después “en condiciones adecuadas”.

El Ministerio de Sanidad ha publicado también la Evaluación Rápida de Riesgo de Gripe aviar A(H5N1), que indica que los protocolos para vigilar y controlar la gripe aviar incluyen los posibles casos humanos relacionados con focos en animales. Y que, aunque éstos pueden llegar a ser graves, la baja capacidad para transmitirse entre personas hace que el riesgo se considere muy bajo para la población general y sigue considerándose bajo para los trabajadores expuestos por su actividad en las granjas positivas con animales enfermos. El riesgo asociado al consumo de carne de ave o huevos es prácticamente inexistente.

Estas últimas actuaciones de las autoridades nos ayudan a prevenir y combatir la influenza aviar y a situar el riesgo para animales y humanos en su justa medida según las evidencias científicas disponibles, por lo que son necesarias y deben ser conocidas por todos.”

 

 

María del Mar Fernández Poza
Directora de ASEPRHU

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