Una de las preguntas que a veces se nos han planteado en torno a la alimentación de las aves es la de si las gallinas requieren, para su alimentación, una fuente extra de calcio, aparte del contenido de este mineral que pueda haber en el pienso compuesto que reciben.

Vamos a suponer, para contestarla, que este pienso ya es el adecuado en base al tipo de gallina –blanca o de color – a su edad, a la época del año, al régimen de explotación – suelo o baterías -, etc. En tal caso, si la duda que se plantea se basa en la suposición de que con un suministro extra de calcio se puede fortalecer la cáscara del huevo y así minimizar el nivel de roturas de éstos, nuestra opinión es que, con una ración y perfectamente equilibrada y una ingesta de pienso adecuada, tal práctica es innecesaria ya que no obtendremos la supuesta ventaja.

Pero, dicho esto, surge inmediatamente la siguiente pregunta: aun en el supuesto de que la ración suministrada sea la correcta, la ingesta de la gallina también y la producción obtenida también, ¿tendré algún perjuicio en dar este calcio extra a las gallinas? Y aquí ya tendríamos que matizar pues si bien una ingesta de calcio algo superior a la requerida no va a perjudicar a la ponedora y, además, los suplementos de posible utilización – habitualmente, carbonato cálcico granulado y, más raramente, conchilla de ostras – son muy económicos, no se puede despreciar ni el tiempo involucrado en hacer tal reparto extra ni el coste del equipo suplementario que se requiere, según el tipo de explotación.

Continuando con la discusión, si la decisión de proporcionar tal suministro es positiva, tal vez por tratarse de gallinas algo viejas, tal vez por haber aumentado algo la proporción de huevos rotos, etc., tener en cuenta los aspectos siguientes:

– que el material a repartir – carbonato o conchilla – sean de buen tamaño, no en polvo, con el fin de que su disolución en el estómago del ave sea lenta,

– que la cantidad suministrada no pase de unos 2 a 3 g diarios por gallina,

– que su suministro se realice a última hora de la tarde para que el ingreso de calcio en la sangre de la gallina, y de allí en el útero – en donde se forma la cáscara del huevo – tenga lugar en las horas nocturnas, que es cuando más se necesita.

 

 

Etiquetas:

Deja una respuesta