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El escándalo del pienso «ecológico» contaminado con
nitrófeno, un pesticida cancerígeno, ganó envergadura ayer
al descubrirse que, además de las 105 toneladas detectadas en el land
oriental de Brandemburgo, hubo otras 450 toneladas que se repartieron en granjas
catalogadas como ecológicas –la mayoría avícolas–
de toda Alemania. Las autoridades temen que el trigo infectado se haya vendido
también a explotaciones convencionales, con lo que se multiplicaría
la cantidad de los productos potencialmente contaminados y se extendería
el área geográfica afectada.
Por ahora se sospecha de que el trigo contaminado procedía del este
de Europa y luego se mezcló con cereal alemán. La ministra federal
de Agricultura y Protección del Consumidor, la verde Renate Künast,
celebró una reunión urgente con representantes del sector agropecuario
«biológico» y anunció un reforzamiento de los controles.
La Federación de Agricultores y Ganaderos, un poderoso «lobby»
que siempre ha visto con recelo a Künast por su vehemente campaña
a favor de los «bioproductos», ha aprovechado el escándalo
para pasarle cuentas y acusarla de negligencia política al haber fallado
los controles y la comunicación interna.
La alarma se ha extendido a otras regiones. En Baviera se supo que en abril
se vendió carne de pavo con alta concentración de nitrófeno
que procedía de Baja Sajonia. En el land de Hesse se halló el
pesticida en huevos «biológicos» de Baja Sajonia. En Renania
del Norte-Westfalia y Sajonia-Anhalt se identificaron granjas que posiblemente
fueron abastecidas con el trigo infectado.
La Vanguardia [29-May-02]
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