¿Cuáles son las claves de la persistencia en la puesta?
El alargamiento del ciclo de puesta de las manadas de ponedoras interesa al sector por una mejor utilización de los recursos. El concepto de 500 huevos a las 100 semanas de edad es ahora un objetivo clave de las empresas de genética, los productores y las actividades del sector.
Sin embargo, los obstáculos para un alargamiento en la puesta son una reducción general y una mayor variabilidad en la productividad de las aves, en su salud y su bienestar y en la calidad de los huevos.
CORMAC O’SHEA
European Symp. of Poultry Nutrition. Gdansk, Junio 2019
La investigación aplicada a la nutrición y el manejo se ha centrado justificadamente en abordar los problemas que se manifiestan al final de la puesta, incluyendo el estado óseo, la calidad del huevo y la persistencia. Si bien el potencial genético de la gallina híbrida actual es notable, numerosos factores pueden estar implicados en los resultados reales de campo, tanto de las aves animales individuales como de las manadas. Por tanto, hay necesidad para unir varios aspectos científicos para producir unas aves capaces de tener un rendimiento óptimo hasta y de más de 100 semanas. Un área donde se requiere un mayor conocimiento es entender el grado de variación para múltiples caracteres entre las gallinas individuales y cómo cambian con el tiempo. En condiciones experimentales, se ha observado una variación marcada y persistente entre individuos cuando se han registrado algunas gallinas capaces de producir más de 500 huevos. Un mayor perfil de los atributos generales de estas aves y de las otras con poca persistencia contribuirá a la mejora y fomentará la preparación para los avances en el potencial genético que se están realizando.
EXTENDIENDO EL CICLO DE PUESTA A MÁS DE 100 SEMANAS
La actual típica ponedora comercial marrón es capaz de producir de promedio a razón del 86 % entre 20 a 90 semanas de edad.
Desde unas 22-23 semanas de edad la producción de huevos supera el 90% hasta las 50 semanas de edad y disminuye constantemente hasta el 74 % a medida que se acercan a las 90 semanas. A lo largo de la fase de puesta, esta producción da como resultado una masa de huevos de unos 25 kg, con un índice de conversión del pienso de 2 kg – Hyline Brown, UK -.
Esta tremenda producción de un ave de un peso corporal bastante constante de unos 2 kg refleja la culminación del éxito de los programas de genética, apoyados por un mejor manejo, sanidad y nutrición a lo largo de la crianza y la puesta.
La mejora de la producción debido a la selección genética se ha ralentizado a medida que se alcanzan los límites biológicos de la formación del huevo, al menos en las fases inicial y media de la puesta.
Por tanto, el aumentar la producción total por gallina ahora se centra en alargar el ciclo de puesta a más de las 100 semanas, un objetivo planeado en ausencia de una muda para rejuvenecer el tracto reproductivo. El enfoque es factible, pero enfrentado a retos relacionados con la salud y la productividad de la gallina y la calidad y seguridad del huevo. La variación en el tipo de producción, de la jaula a los sistemas alternativos añade complejidad a la identificación del mejor enfoque para el manejo de las manadas en ciclos de puesta prolongados. El ritmo de puesta sin duda tiene consecuencias para la fisiología de la gallina. A partir de la mitad de la puesta, algunas condiciones específicas del alojamiento tienen impacto; como son el FHLS (FLHS: “Fatty liver haemoraragic syndrome”: Síndrome del hígado graso hemorrágico.) – Shini y col., 2019 -, las lesiones en el esternón en aviarios de varios niveles, enfermedades infecciosas en gallinas al aire libre – Stockholm y col., 2010 – u otras más generales como osteoporosis – Riczu y col., 2004 – y gota – Fulton y col., 2017-.
El que estas enfermedades sean consecuencia del envejecimiento o del riesgo debido a un alargamiento de la puesta o a ambas cosas, es motivo de preocupación para el bienestar de las gallinas, por la mayor morbilidad y mortalidad asociadas con los ciclos de puesta más largos.
Curiosamente, una patología bastante significativa como el FLHS puede estar presente desde al menos las 45 semanas de edad en las aves en batería y estar relacionado con una menor productividad, pero no necesariamente manifestado por una mayor morbilidad al final de la puesta – Shini y col., 2019 -.
REDUCCIÓN DE LA CALIDAD Y SEGURIDAD DEL HUEVO
Se podría decir que el huevo es menos vulnerable que el ave al paso del tiempo debido a la priorización evolutiva de garantizar la supervivencia de la descendencia, manteniendo su composición durante toda la puesta. A pesar de todo, el final de ésta –70 semanas – hay una disminución gradual de la calidad externa e interna del huevo. En cuanto a lo primero, la integridad de la cáscara es un reto en toda la cadena de producción al irse debilitando, mientras que en torno a la segunda se observa una mayor proporción de huevos de grado inferior y de un color más claro al aumentar la edad de las aves. Sin embargo no se dispone de suficiente información sobre estos atributos visuales y estructurales, que empeoran progresivamente pasadas las 75 semanas, por lo que es un área que merece más investigación. La seguridad de los huevos también es una consideración en un ciclo de la puesta más largo. La transmisión horizontal se considera la ruta principal de la contaminación del huevo, que posiblemente puede ocurrir más rápidamente cuando la calidad de la cáscara disminuye. Roberts y col. – 2013 – han demostraron un aumento en las puntuaciones de translucidez a fines de la puesta – más de 65 semanas-, aunque no una reducción de la cutícula.
Sin embargo, Rodríguez Navarro y col – 2013 – han informado sobre un cambio en la composición de la cutícula junto con una disminución de polisacáridos y lípidos en gallinas Hy-line viejas, lo que puede afectar a la contaminación del huevo. La disminución de la calidad del albumen es una característica de las gallinas viejas
TABLA 1. Caracteres de la producción de huevos de gallinas ISA Brown al comienzo y final de la puesta: valores medios y extremos
No se entiende completamente si la edad aumenta el riesgo de contaminación del huevo a través de la transmisión vertical.
Como ya se ha indicado, la puesta tardía se caracteriza por una mayor vulnerabilidad a diversas enfermedades infecciosas y metabólicas.
Si una mayor carga de patógenos y la disminución del estado inmunitario fueran una característica de las gallinas viejas, se deduciría que la seguridad relativa del huevo puede verse comprometida. Según Zheng y Yoshimura 1999 – las gallinas viejas – 90 semanas – conservan o tienen un mayor número de macrófagos en el oviducto que las jóvenes. Sin embargo, Barua y col.2000 – han observado una disminución de IgY de la yema de huevo y un aumento en la IgG plasmática en gallinas viejas. Y Yoshimura 2004 – ha comentado una la disminución general de células inmunocompetentes en gallinas viejas. La escasez de datos sobre la resiliencia de los huevos de gallinas viejas a la contaminación microbiana a través de la transmisión vertical y horizontal es un área que merece un mayor estudio en el contexto de un ciclo de puesta de 100 semanas.
OPTIMIZACIÓN DE LA CÁSCARA Y LA INTEGRIDAD ESQUELÉTICA
La investigación aplicada se ha centrado en manipular la nutrición – por ejemplo, el calcio, varios suplementos y estrategias, el manejo por el crecimiento y la iluminación, y la salud mediante las vacunas, – para apoyar las considerables demandas impuestas a las gallinas.
En general, hay una cantidad razonable de información sobre las diversas estrategias de manejo al comienso de la crianza y a lo largo de la la puesta que puede afectar a la productividad y la calidad del huevo hasta el final convencional de la la puesta – 70 semanas -, pero una escasez de ella más allá de este momento.
La extrapolación de la productividad de las gallinas y los cambios en la salud general, el esqueleto y las características del huevo de 70 semanas a 100 semanas permiten predecir o bien una disminución continua de estas variables o bien una nivelación de.las mismas. Se trata de un área sobre la que se requiere más información para guiar el ajuste de las estrategias actuales e informar sobre nuevos enfoques para apoyar a la gallina al final de la puesta.
La mejora de la cáscara y la integridad esquelética en este momento han estimulado el enfoque en la optimización del contenido macromineral de la dieta en cuyo aspecto la bibliografía es considerable hasta unas 70 semanas de edad. Generalmente, se ha indicado un beneficio con niveles de calcio en el pienso del 4 – 4,5 % en cuanto a la producción y la integridad de la cáscara, aunque con menos éxito en el mantenimiento de la integridad esquelética – Safaa y col., 2008 -. El reto con el calcio es su alto nivel de inclusión en el pienso y en relación con el fósforo fíttico, lo que puede afectar negativamente a la disponibilidad de éste – Grynspan y Cheryan 1983 -, y a la digestión.
El tamaño de las partículas de calcio ha demostrado ser prometedor como medio para medir su disponibilidad luminal, en línea con las demandas de síntesis de la cáscara de huevo en gallinas viejas – Molnar y col., 2016; Zhang y col., 2017 -, lo que puede ser una estrategia más práctica que el proporcionar una fuente alternativa del mismo.
La respuesta de la cáscara del huevo y la integridad esquelética a la fitasa no ha sido tan evaluada en la misma medida que con los broilers, pero los estudios han sido prometedores cuando se suministran niveles subóptimos de calcio y/o fósforo – Lim y col., 2003; Silverside y col., 2006 -. Los factores que pueden afectar a la eficacia de la fitasa incluyen la madurez digestiva de la gallina y la alimentación en harina o granulados. Según Marounek y col. – 2008 – la actividad endógena de la fitasa de las gallinas aumenta con la edad, mientras que la de origen vegetal puede ser mayor cuando el pienso ha sido granulado con vapor. El papel de la fitasa en gallinas mayores de 70 semanas de edad no ha sido evaluado a fondo y parece probable que se pueda lograr una mayor utilidad cuando la calidad de la cáscara sea subóptima.
El flujo bioquímico de microminerales como Na, K y Cl cambia bruscamente durante el proceso de deposición de la cáscara, siendo un tema que merece un examen más profundo al disminuir la integridad de la misma al final de la puesta. Yoruk y col. – 2004 – han demostrado reducir la mortalidad y mejorar el índice de conversión en respuesta al aumento del bicarbonato sódico en el pienso. El cambio de paradigma para muchos productores en este contexto es el impacto del consumo de hierba de las aves al aire libre y la implicación del equilibrio de electrolitos como consecuencia de una mayor ingesta de potasio, según han indicado Singh y Cowieson 2013 -. La consideración de los ajustes necesarios para los microminerales en la dieta a final de la puesta, tanto en baterías como en sistemas al aire libre, es otra área que requiere una mayor atención.
¿CUÁLES SON LAS SEÑAS DE IDENTIDAD DE UN ALTO RENDIMIENTO?
Aunque comprender la variación entre animales para algunos caracteres de la producción, como el peso corporal, se realiza en sistemas comerciales, la variación y las relaciones entre caracteres importantes como son la ingesta de pienso y el peso a lo largo del tiempo sólo son posibles en condiciones experimentales.
Del mismo modo, si bien una estimación de la variabilidad en las características importantes del huevo puede lograrse a través de un muestreo aleatorio, sólo es posible investigar las asociaciones entre el huevo y la gallina utilizando condiciones experimentales altamente controladas.
Caracterizar los animales individuales a través de la lente de la genética animal es una práctica esencial bien establecida. La evaluación de animales individuales tiene un beneficio menos obvio en la perspectiva de los nutrólogos y las disciplinas técnicas basadas en parte en el entendimiento de que las actuales gallinas híbridas son relativamente homogéneas y de que pueden subir o bajar según las condiciones ambientales. El potencial para capturar los parámetros de producción de los animales individuales ha avanzado notablemente gracias a la tecnología, siendo un aspecto en el que se pueden lograr nuevos avances si se prioriza. Existen ya algunos ejemplos de la aplicación de diversas tecnologías para facilitar el seguimiento individual de las aves, incluyendo las gallinas.
Esto demuestra que dentro de un manada, algunos animales superarán el objetivo de la raza en cuanto a la eficiencia alimenticia de su producción mientras que otros no lo lograrán. La heterogeneidad inherente presenta retos para estimar la escala de respuesta de la intervención nutricional y de manejo en todas las etapas de la la puesta y para el enfoque actual de extender el ciclo de la puesta a más de 100 semanas.
Este trabajo se ha ampliado recientemente para entender el grado de variación en la caracteres de la producción a lo largo de la puesta en gallinas marrones alimentadas ad libitum – tabla 2 -.
Como es de esperar, el seguimiento de una manada muestra que los caracteres de producción y la calidad del huevo disminuyen gradualmente.
También se ha observado que bajo condiciones ambientales bien controladas, la variación en los caracteres de la producción fué más baja en la primera puesta y generalmente aumenta con la edad. También sugiere que los caracteres clave de producción como el peso corporal, la ingesta de pienso y el índice de conversión son notablemente estables para las aves individuales a lo largo del tiempo. Por ejemplo, es probable que una gallina que muestre una baja ingesta inicial de pienso en relación con la media de la manada se mantenga así durante el resto de su vida productiva.
A partir de esta investigación, Akter y col. – 2019 – han mostrado los caracteres productivos de gallinas de 45 semanas clasificadas en base a su índice de conversión a lo largo de la puesta, indicando que las clasificadas por su alta eficiencia – < 1,80 – tenían un peso corporal cercano al
TABLA 2. Caracteres de la producción de gallinas ISA Brown enjauladas individualmente y alimentadas ad libitum: valores medios y extremos.
(*) Las gallinas que no alcanzaron el 90% de puesta durante el período de 25-30 semanas fueron excluidas de los datos
Con ponedoras mantenidas en jaulas individuales alimentadas ad libitum, Akter y col. – 2018 – han observado una considerable variación en la ingesta de pienso, pero menos variabilidad en la puesta y la masa de huevos, lo que origina una gran variación en el índice de conversión.
Vale la pena hacer observar, con la salvedad de que los datos provienen de gallinas en jauladas separadas y en óptimas condiciones experimentales, que la disminución de la persistencia de la puesta – el 92 % a las 75 semanas – es menor de lo indicado por la estirpe. estándar – de 1,90 kg para ISA Brown -, mientras que las de baja eficiencia – > 2,30 – tenían un peso vivo superior – 2,37 kg -, un mayor peso del hígado y de grasa abdominal y una mayor incidencia de FLHS en la necropsia.
Cuando se analizó retrospectivamente, la divergencia en el peso corporal y el apetito era evidente – aunque en menor medida – desde antes del inicio de la la puesta. Esto refuerza el concepto de que el período de pre-puesta y de principios de ésta son coyunturas importantes en las que el perfil de producción de todo el ciclo productivo puede ser muy influenciado.
Hay una falta de investigación actualizada sobre las condiciones de crianza de las gallinas marrones sobre su rendimiento posterior durante la puesta. Pero cabiendo suponer que los factores de la pre-puesta y la puesta inicial que favorecen la persistencia y otros caracteres importantes a las 70 semanas de edad serán relevantes para alargar la vida productiva de la gallina a más de 100 semanas, es evidente que se necesita más investigación.Es concebible que las gallinas poco eficientes respondan a la intervención dietética y de manejo, pero menos evidente la respuesta de las gallinas que están produciendo por encima del objetivo de la raza.
RESUMEN
Extender el ciclo de la puesta a más de 100 semanas conlleva el riesgo de una disminución general de la productividad, el bienestar y la calidad y seguridad de los huevos. El comprender la fisiología de transición de las gallinas individuales, caracterizadas como pobres o excepcionales en cuanto a su persistencia y otros caracteres importantes será posible gracias a la tecnología.
Comprender los diversos factores que afectan al rendimiento deste el nacimiento, la crianza y durante la puesta permitirá un mejor ajuste de las estrategias nutricionales y de manejo para lograr una mejor uniformidad en la producción y la calidad del huevo.
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