Editorial: La frase de moda, «La tormenta perfecta»

La frase no es nueva y, a buen seguro, la mayoría la hemos oído originalmente para referirse, en Estados Unidos, a la conjunción de circunstancias meteorológicas que justifican la aparición de uno de aquellos tornados que asolan la costa oriental del país, con un balance aterrador de víctimas y pérdidas económicas.

Sin embargo, aparte de la climatología, en los últimos tiempos también hemos visto la aplicación de la frase a un conjunto de circunstancias que afectan a toda la población porque, aun pareciendo diferentes, están tan interrelacionadas que, tarde o temprano, terminan incidiendo en nuestra vida y nuestra actividad.

Así, aun repitiendo quizás algunos temas que ya hemos abordado en nuestros comentarios editoriales pasados, concretándonos al sector avícola diríamos que “la tormenta perfecta” en la que estamos inmersos en el mismo se halla caracterizada por la conjunción de algunas circunstancias tan dispares como son las siguientes, aunque no precisamente en el orden en que las citamos:

  • Los efectos de arrastre de la pandemia de la COVID-19 en los dos años anteriores, que, en más o en menos, han afectado a algunos cambios en nuestra alimentación, en el hogar o fuera de él.
  • La guerra de Ucrania, desatada criminalmente por Rusia, ante todo por el drama humano que representa, pero también por sus consecuencias sobre el precio de algunas primeras materias agrícolas (trigo, girasol, fertilizantes, etc.) y por el de las fuentes de energía.
  • La tremenda expansión de los brotes de influenza aviar en todo el mundo y especialmente de la cepa de alta patogenicidad (H5N1), que ha ocasionado la pérdida de muchos millones de aves en los parques avícolas europeos y americanos.
  • Los cambios que se están produciendo en la alimentación humana, por una parte, inducidos por la entrada de algunos productos sustitutivos de los naturales (las carnes sintéticas, por ejemplo) y, por otra, por el aumento de la población de veganos que rechazan todo lo animal para adherirse a estos.
  • El ya evidente cambio climático, unido al abuso del término de «sostenibilidad», con el que muchos se llenan la boca para justificar unas determinadas políticas medioambientales que, hoy por hoy, tienen más de oportunismo que “de tocar con los pies en el suelo”.
  • Las manifestaciones de algunos políticos contra las “macrogranjas”, sin tener claro que se entiende por ellas, y sin pensar que, minimizándose en ellas los costes de producción, ponen al alcance de la población unos alimentos a unos precios más asequibles.

Así las cosas, y quizás aún nos dejamos algo, diríamos que, aunque dispares, ya tenemos todos los ingredientes para constituir la que podríamos llamar “tormenta perfecta” en el sector ganadero, y no solo en el avícola. ¿Qué en el nuestro, de momento hemos ido “trampeando” la situación y hemos sido testigos de un sustantivo aumento en el precio de los huevos y también, aunque menos, en el del pollo? Es cierto, pero ello no justifica que, cerrando los ojos, no veamos los peligros que nos acechan y no aportemos, individual y colectivamente nuestro “granito de arena”, al menos, para luchar contra la desinformación general que nos rodea.

 

 

Real Escuela de Avicultura

 

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