Editorial: Un difícil equilibrio
Dedicado este número especial de SELECCIONES AVÍCOLAS a la nutrición de las aves y, más concretamente a su salud intestinal, con la presentación de varios diferentes trabajos sobre el tema, queremos hacer hincapié en la complejidad del mismo, que aquí solo podemos esbozar, aunque sin entrar a fondo en él.
Su trascendencia, no creemos decir nada nuevo, proviene de que, aunque conocida desde siempre, ha salido a la luz tras la prohibición en la Unión Europea del empleo de los antibióticos en alimentación animal, que, en el caso de los pollos para carne, ha significado la retirada de los promotores del crecimiento (AGP) que habíamos estado utilizando desde hacía muchos años (desde los inicios de la avicultura industrial, en los años sesenta del pasado siglo). Pues, aunque sobre la exacta forma de actuación de los mismos aún se siguiera debatiendo, la cuestión es que, actuando como un pacificador “guardia de barrio”, consiguieran mantener un adecuado equilibrio en medio de la compleja flora intestinal de nuestras aves.
En el fondo, el problema proviene de la difícil adaptación de los pollitos, en los inicios de su crianza, a un medio no estéril, la cama de las granjas en el que la flora de su tracto gastrointestinal – GIT – se ha de adaptar a unas poblaciones de patógenos que, en las condiciones adecuadas, pueden originar una disbiosis, cuando no una enteritis bacteriana, de etiología multifactorial. Y si, por otra parte, en el caso del broiler la conveniencia de suministrar unas raciones de alta energía supone una automática reducción de los niveles de fibra en el pienso, con el papel que ésta tiene en la regularización del tránsito digestivo, el problema está servido.
El problema, como puede verse, es complejo y atañe a todos, desde el criador, partiendo de su responsabilidad en el cuidado del medio ambiente y las condiciones de la cama de las naves (y ya no nos referimos al norteamericano que la reutiliza en sucesivas crianzas), hasta el nutrólogo responsable de la formulación de las raciones y el veterinario patólogo, de la sanidad general de los lotes.
Pero, sin duda alguna, un aspecto clave es la elección de las opciones actualmente disponibles en cuanto a los diferentes tipos aditivos a incluir en la alimentación en sustitución de aquellos prohibidos AGP. Pues, desde luego, la proliferación de prebióticos, probióticos, aceites esenciales, acidificantes, fitogénicos, etc. no lo pone nada fácil, aparte del de las enzimas que, en base a los propios ingredientes de las raciones, también intervienen en el juego.
De esta forma, fijémonos en que, hoy en día, el acertar en la alimentación de las aves es más complejo que nunca, no ya solo por el tener que cubrir exactamente sus requerimientos nutricionales, sino por acertar en mantener un adecuado equilibrio en la microbiota del ave. Y si, por nuestra parte, hemos podido echar algo de luz sobre este complejo tema, es algo que celebraríamos.
Federico Castelló
Real Escuela de Avicultura
Etiquetas: #SA755 • editorial