Tras la reciente desaparición del bucardo, una subespecie de cabra hispánica, algunos medios de comunicación se han fijado en este problema.
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Actualmente entre la fauna ibérica existen casi 160 especies en peligro de extinción, de las cuales unas 25 son animales vertebrados. A pesar de las grandes cantidades de dinero recibidas para preservar algunas de estas especies a través del programa Life de la UE -Unión Europea-, la gestión de los recursos y su aplicación no es siempre la adecuada, muchas veces debido a que se antepone la defensa de parcelas de poder a la eficacia de la gestión.
Entre las especies amenazadas se hallan el lince y el águila imperial, que han visto como el incesante aumento de la caza mayor en detrimento de la caza menor, ha resultado nefasto para sus poblaciones. La caza menor, integrada básicamente por el conejo y la perdiz, constituye la base alimentación de muchas de las especies que están en peligro, por lo que algunos técnicos consideran necesario orientar la gestión de los bosques hacia ella. Con demasiada frecuencia durante los últimos años se ha identificado la conservación de la naturaleza con dejar que los bosques crezcan de forma salvaje, hecho que ha deteriorado enormemente el hábitat del conejo. La población de conejos se ha visto además enormemente afectada por los problemas con la mixomatosis y la enfermedad vírica hemorrágica. Así por ejemplo, en Doñana la población de conejos se ha reducido de los 10 a 60 conejos/hectárea de los años 50, a los 0 a 4 actuales.
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