Por primera vez en 15 años, el número de personas que pasan hambre en el mundo ha descendido. Este año se han contabilizado 925 millones de personas, un 9,6 por ciento menos que en el 2009, según informó la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
La evolución positiva se debe a varios factores, entre ellos el descenso del precio de los alimentos tras el pico alcanzado a mediados del 2008. Los expertos advirtieron, sin embargo, que la mejora probablemente sea coyuntural. La reciente tendencia al alza de los precios entraña el peligro de que la desnutrición vuelva a dispararse.
Según el director general de la FAO, Jacquies Diouf, el actual nivel de hambrientos y desnutridos, pese a haber bajado de la cota psicológica de los 1.000 millones de personas, es «es inaceptablemente alto». «Con un niño que muere cada seis segundos debido a problemas relacionados con la desnutrición, el hambre sigue siendo la mayor tragedia y el mayor escándalo del mundo», recalcó.
El reparto del hambre es muy desequilibrado. Dos tercios de quienes la sufren se concentran en siete países: Bangladesh, China, la República Democrática de Congo, Etiopía, India, Indonesia y Pakistán. En el África subsahariana, el hambre afecta a unos 240 millones de personas, un 30 por ciento de la población.

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