A efectos prácticos, esta ley condena a la desaparición progresiva de las jaulas. No obstante, el permitir para las granjas existentes en jaulas continuar con las mismas dará un amplio margen de tiempo para aquellos avicultores de más edad continuar con sus instalaciones actuales hasta su jubilación pues dificilmente renovarán sus jaulas actuales por otras jaulas aunque la ley lo permita. Para aquellos otros avicultores con jaulas y con continuidad familiar y empresarial del negocio, esta ley les da seguridad legal para sus jaulas y tiempo para ir preparando sus ampliaciones o cambios futuros a sistemas libres de jaulas.
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