El
pasado 2 de noviembre se encontró en la zona de Lok Ma Chau una garza muerta
con signos de haber muerto por influenza aviar. Las autoridades sanitarias chinas
ordenaron la necropsia del animal y los resultados fueron positivos al virus.
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La
principal medida de bioseguridad tras conocer que el ave había muerto de
influenza fue la revisión de las granjas más próximas al
lugar del suceso, para comprobar posibles nuevos brotes, pues se deben extremar
las precauciones dado que los expertos de la Organización
Mundial de la Salud sospechan que el virus podría mutar a una forma
que infectaría a los humanos.