La Comisión Europea ha obtenido luz verde de los Estados miembros para introducir nuevas normas de etiquetado que harán obligatorio indicar el origen de la carne fresca, refrigerada o congelada de porcino, ovino, caprino y avícola; una exigencia que hasta ahora sólo se aplicaba en la UE para la carne de bovino.
Los cambios entrarán en vigor en abril de 2015, dentro de año y medio, con el objetivo de dar tiempo suficiente al sector para adaptarse. La propuesta de Bruselas ha contado con el apoyo mayoritario de los gobiernos europeos en una reunión del Comité permanente sobre salud animal y la cadena alimentaria, que forman expertos de los Veintiocho. Solo Suecia y Polonia votaron en contra de las nuevas reglas y otros tres países -República Checa, Bélgica y Rumanía- se abstuvieron.
El objetivo es que los consumidores puedan elegir el producto que adquieren sabiendo cuál es su procedencia, gracias a un etiquetado «más claro» que informará de los lugares de «origen» o «crianza» y «sacrificio» del animal del que se ha obtenido la carne, señalando el Estado miembro o países terceros implicados en la producción.
El nuevo sistema de etiquetado obligatorio establece un «vínculo» entre la carne comercializada y el animal del que procede, subraya la Comisión, porque indicará el «origen» si dicho animal ha nacido, crecido y sido sacrificado en el mismo país de la UE o extracomunitario. En los casos en que el animal haya pasado por distintos países a lo largo de su crecimiento, la etiqueta tendrá que indicar entonces el lugar donde ha sido criado y el de sacrificio.
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