Según ha informado el pasado enero el diario ruso de negocios Kommersant,
Estados Unidos ha propuesto a Rusia un plazo de hasta 3 meses para adecuarse
a las normas sanitarias rusas con el fin de resolver la llamada «guerra
del pollo».
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Según ha informado el pasado enero el diario ruso de negocios Kommersant,
Estados Unidos ha propuesto a Rusia un plazo de hasta 3 meses para adecuarse
a las normas sanitarias rusas con el fin de resolver la llamada «guerra
del pollo». A cambio de modificar su producción en dos o tres meses,
EE.UU. ha pedido durante las consultas que se celebran en Moscú que Rusia
reanude, aunque sea en parte, sus importaciones de la carne de pollo.
El pasado 1 de enero entraron en vigor nuevas reglas sanitarias en Rusia que
prohíben la importación de pollo que haya sido tratado con cloro,
práctica habitual en EE.UU., pero que Moscú considera perniciosa
para la salud, especialmente para los niños.
Las consultas entre las dos delegaciones, encabezadas por los jefes del Consejo
de EE.UU. para la exportación de carne de ave y huevos y de la Unión
de Industriales y Empresarios de Rusia, terminaron de momento sin resultados.
Según los rusos, hay posibilidad de permitir que EE.UU. pueda volver
a utilizar su cuota de exportaciones a Rusia a cambio de reestructurar su producción
según las normas sanitarias de este país, siempre que Washington
presente garantías oficiales de seguridad del producto. Según
señaló el representante ruso, «las negociaciones son un proceso
tanto político-burocrático, como científico-técnico,
que puede prolongarse un año o bien resolverse en un mes».
La cuota de las importaciones de carne de pollo estadounidense en Rusia para
este año es de 600.000 toneladas, cantidad que supone un 77 % del total
importado y una quinta parte del consumo anual de dicho producto en este país.
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