A partir del 15 de julio, los granjeros de la Unión Europea podrán quemar la yacija de sus aves para conseguir combustible con ella, según acaba de aprobar el Reglamento 592/2014 de la Comisión. El Reglamento se basa en la normativa comunitaria sobre la utilizacion de subproductos animales y permite el uso de esta yacija sin tratamiento previo e in situ en la granja.
Los granjeros ya se han pronunciado al respecto. El presidente de la Unión Nacional de Granjeros del Reino Unido (NFU), Duncan Priestner, comentó que esto representa «un desarrollo positivo para la industria avícola, que está deseando hacer uso de esos subproductos animales, tanto por los beneficios para sus negocios como para el medio ambiente. Hay también otros beneficios, como una mayor salud para las aves y menos riesgos de bioseguridad» (sic).
Pero no todo es fácil. La parte negativa reside en los requisitos que hay que cumplir. Se requiere que las plantas de combustión estén debidamente autorizadas -con pruebas de la autoridad competente-, que la yacija vieja a utilizar se almacene sobre una superficie dura y bien drenada, que no puedan acceder a ella los animales, que se reduzca al mínimo la emisión de residuos, etc.
La NFU ha declarado también que la única prueba realizada por el momento ha sido llevada a cabo en una empresa de Norfolk que produce 5,8 millones de broilers al año y tiene dos calderas de biomasa de 55 kw para quemar la yacija de las anteriores crianzas de pollos, gracias a cuyo empleo ha podido producir el 93% de los requerimientos energéticos de la explotación.
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