Los costes de los piensos siguen con una tendencia al alza
Los costes de los piensos permanecen en niveles altos tras aumentar respecto al año pasado por los desequilibrios que persisten en el mercado mundial, con China como protagonista, según los fabricantes y los analistas.
El director general de la Confederación Española de Fabricantes de Alimentos Compuestos para Animales – CESFAC – , Jorge de Saja, esperaba ver que, en torno al verano, cuando se confirmasen los buenos datos de cosecha en el mundo, las cotizaciones de las materias primas tocasen techo y empezasen a bajar, aunque el coste de alimentación del ganado se mantuviera en un entorno de precios altos.
Esto no solo no se ha producido, sino que últimamente, además, han observado más movimientos al alza y solo alguno de carácter bajista en el maíz.
Según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación – MAPA – de agosto pasado, el maíz se ha encarecido un 33 % anual; la cebada, un 31 %; el trigo, un 25 %; y la soja, un 21 %, mientras que todas las categorías de pienso han incrementado su precio entre un 10 y un 25 %.
La Bolsa de Chicago, donde se fijan los precios actuales y de futuro de la mayoría de las materias primas del mundo.
Un mercado de impacto global
“Es un problema internacional que necesita cierto reequilibrio entre la oferta mundial de cereales y materias primas, y la demanda, sobre todo de China, y otros temas especulativos”, explica De Saja en declaraciones a Efeagro.
De Saja asegura que “los fabricantes de piensos han tenido que pagar las materias primas más caras – los precios son muy estándares- y el coste de la alimentación del ganado ha subido para todos”.
Así, por ejemplo, un productor de Castilla y León puede tener mejor acceso a la cebada, pero le resulta igual de difícil que a los demás españoles comprar soja, procedente de América.
En el mercado internacional, el aumento de la demanda de China y Estados Unidos en los últimos meses ha llevado al encarecimiento de los piensos en toda la Unión Europea, tal como ha reconocido la Comisión Europea, que considera que esos precios deberían influir en una ligera reducción de la producción avícola y de vacuno en 2021.
La presión, no obstante, se ha relajado ante las buenas proyecciones de cosecha de cereales para 2021-2022, las condiciones de pastos previsiblemente favorables y el arancel cero a la importación de la mayoría de cereales, explican fuentes de la Federación Europea de Fabricantes de Piensos – FEFAC -.
Pendientes de China
Los expertos están pendientes de la recuperación de China, el mayor consumidor global de piensos, tras la pandemia y, sobre todo, tras los brotes de la peste porcina africana, que condujeron a la disminución de su cabaña de ganado porcino y a un aumento de las importaciones.
FEFAC apunta que la recuperación china frente a esa enfermedad no está siendo “tan fluida como parecía al principio” y que el fuerte aumento de los precios de los cereales y las oleaginosas debería beneficiar a los productores de ellos, pero no a los productores europeos de piensos.
La FEFAC ve necesario abrir el debate en la UE sobre las industrias esenciales para incluir a sectores como el de los piensos con el fin de garantizar su suministro y la seguridad alimentaria, además de trabajar en el potencial de otras fuentes alternativas de proteínas.
En Estados Unidos, un analista de la empresa CRM AgriCommodities explica que la demanda china de maíz en la anterior campaña tomó por sorpresa a los mercados y que los precios de este cereal estadounidense llegaron a duplicarse. “Para la próxima temporada, China es de nuevo la gran incógnita y un riesgo para los mercados globales”, añade. Y que, “si hay compras rápidas chinas, el mundo no tiene el mismo nivel de existencias que en la anterior campaña y no puede permitirse, con los niveles de precios actuales, una pérdida significativa de cultivos o el mismo nivel de demanda china”.
A pesar de las turbulencias a corto y medio plazo, se espera que el consumo de cereales, harinas proteicas y otros productos para pienso se incremente el 14 % en la próxima década, hasta alcanzar los 2.000 millones de toneladas en 2030, según cálculos de la FAO y la OCDE.
Y el maíz y la harina proteica seguirán siendo los principales productos básicos utilizados como pienso – más del 60 % del total -, mientras que China, EE.UU- y la UE continuarán representando la mitad de la demanda global para entonces.
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