Tras hacer un breve repaso al censo actual en España de granjas de pollos, haciendo especial hincapié en la evolución del número de plazas, el número de granjas de broilers, el tamaño medio de las mismas y la demanda de pollos en España, Antonio Alegre, el responsable de la división de avicultura de uno de los grupos que más han crecido en número de granjas en España en los últimos 5 años, explicará si es verdad que sobran o no granjas de pollos, cómo deben ser las granjas que buscan las integradoras y si tienen continuidad las granjas pequeñas o de dos pisos.
La conferencia enlazará con la mesa redonda posterior sobre el contrato integración vigente y cómo debería ser un contrato de integración ideal.
De esta conferencia el técnico, avicultor o empresario asistente saldrá con estas tres ideas:
- ¿Qué TIPO DE POLLO demandan las integradoras?
- ¿Qué TIPO DE NAVE necesita la integradora? ¿Hasta qué punto afecta la ubicación geográfica –distancia al matadero- de las naves? ¿Vale la pena invertir aislando y mejorando mi nave actual o me es más rentable construir una nueva? ¿Tienen futuro las naves de dos pisos?
- ¿Qué TIPO DE AVICULTOR demandan las integradoras? ¿Qué aptitudes debe tener el criador de pollos del siglo XXI?
La avicultura, como actividad económica, contempla más de un siglo. En una primera etapa, a principios del siglo XX , se empiezan a crear las razas y estirpes modernas. Entonces las aves se criaban en gallineros, con el objetivo de un consumo doméstico y, como mucho, para realizar pequeños negocios, ventas, que suponían un apoyo a la economía familiar. Ya en la década de los años 50 y 60 se comienzan a construir granjas pequeñas y medianas, en muchos casos como una actividad complementaria a otras que se realizaban en la explotación. Es en las últimas cuatro décadas cuando se desarrolla la actividad de forma profesional, materializándose en explotaciones muy tecnificadas que también se traducen en la dedicación plena a esta actividad por parte del avicultor.
El desarrollo de la avicultura a lo largo de estos años ha sido progresivo, adaptándose las instalaciones a las necesidades de las aves y a la demanda del consumidor y dejando en el camino aquellas instalaciones que no han sabido adaptarse a los nuevos tiempos. Estos avances, como se señalaba, han llegado de forma progresiva y continuada, sin grandes revoluciones, y la previsión es que esta tendencia continúe en el futuro.
Actualmente coexisten modernas granjas, que podrían llamarse “del futuro”, con explotaciones que “viven el presente” y algunas que se mantienen ancladas en el pasado y cuya continuidad peligra.
Según datos del Ministerio de Agricultura, el censo de granjas avícolas en los últimos años ha descendido casi a la mitad y, a su vez, las granjas modernas que se construyen ahora son de mayor tamaño que las antiguas. La Unidad de Trabajo Persona (UTP) también cambia, al pasar de gallineros con unos pocos cientos de aves a explotaciones en los años 80 que contenían 20.000 pollos, y posteriormente a la actualidad, donde la UTP es como mínimo de 60.000 aves por persona.
La avicultura moderna produce, y seguirá produciendo, la carne de ave que demanda el consumidor mientras que las empresas de genética, con una oferta cada vez más concentrada, irán adaptando su producto a las necesidades de los clientes. El resto de áreas de la cadena de producción (incubación, transporte de pollito, granjas de engorde, carga y transporte, alimentación, plantas de sacrificio y transformación) también irán adecuándose a las necesidades de nuestras aves.
Mediante la aplicación de nuevas tecnologías y métodos de selección, las empresas de genética continuarán mejorando los índices productivos (índice de transformación, velocidad de crecimiento, etc.) hasta límites que hoy por hoy no podemos sospechar. Mejorarán la resistencia a las enfermedades y controlarán los procesos metabólicos, creándose productos diferenciados para los procesos industriales y los mercados de calidad.
En la incubación la adaptación es imprescindible. Las necesidades de las aves actuales son diferentes a las de hace 50 años, por lo que las máquinas de incubar y de nacimientos deben adaptarse a las exigencias de los embriones en cada momento. Por ejemplo, la ventana de nacimiento que cada vez es más reducida permite mejorar la calidad del pollito; también los procesos de vacunación y alimentación “in ovo“, que son ya una realidad.
En cuanto a las granjas de engorde, puede decirse que nada tiene que ver una “granja roja” de los años 60 con una explotación moderna de 2015. Si bien el objetivo de la granja no ha cambiado, persiguiendo “suministrar las condiciones de bienestar a las aves, en cada etapa de la vida, de forma que podamos conseguir la máxima expresión de su potencial genético”, esto hoy sólo se consigue con un control ambiental correcto (temperatura, humedad, gases, etc.). En este ámbito puede decirse que se ha producido un avance considerable con la llegada de materiales de construcción más adecuados y sistemas de control, ordenadores, sondas y otros instrumentos cada vez más sofisticados y exactos.
Qué cualidades se le pedirán a una granja en el futuro:
- Accesibilidad y localización correcta
- Contar con los medios que le permitan un correcto control ambiental
- Buenos materiales aislantes y de estanqueidad
- Eficacia energética (calefacción, refrigeración y electricidad)
- Sistemas de control de consumo de pienso y agua
- Equipamiento (comederos , bebederos) adecuados para cada edad
- Disponibilidad de agua potable
- Cama/yacija en cantidad y calidad adecuada
- Contar con medidas de bioseguridad
- Facilidad de limpieza y desinfección; contar con los medios adecuados para ello
- Rentable (estudio de viabilidad correcto)
- Amortizable
- Fácil mantenimiento a lo largo de la vida útil
Tanto las empresas de genética como de ingeniería seguirán mejorando y presentarán sus avances en las investigaciones de forma continua, con el fin de diferenciarse de sus competidores.
Surge, además, una pregunta: ¿Irá tomado cada vez más importancia la tecnología en detrimento del granjero? La respuesta es un no retundo. El granjero tendrá que ser muy profesional, con una formación mayor en nuevas tecnologías y deberá ser capaz de interpretar y valorar no sólo el aspecto de las aves, sino también la información que suministra el ordenador. Un error muy frecuente es pensar que las granjas modernas muy tecnificadas funcionan “solas” y se manejan desde el teléfono, los modernos Smartphone, pero el avicultor tiene que estar formado para sacar el máximo rendimiento a su explotación y a los avances tecnológicos.
Así mismo, no podemos olvidar que la producción del futuro vendrá condicionada por la legislación en materia de seguridad alimentaria (prohibición del uso de antibióticos, moléculas químicas, zoonosis, etc.); bienestar animal (densidad, métodos alternativos); sanidad animal y bioseguridad; y medio ambiente (Mtds, eliminación de estiércol, distancia a poblaciones y entre explotaciones, emisión de gases a la atmosfera, etc.).
En el futuro, y quizás ya en el presente, puede ser un problema el abastecimiento de agua de calidad y potable y actuara como factor determinante en la instalación y localización de nuevas explotaciones.
¿Qué pasará en el futuro?
- Producciones diferenciadas
- Continuarán los avances en genética
- Seguirán mejorando los sistemas de control ambiental, adaptándose a la evolución de las estirpes
- Producción de productos seguros (ausencia de microorganismos, antibióticos, químicos)
- Métodos de diagnostico rápidos (genómica)
- Renta en función de la calidad
- Optimización de la energía (sistemas alternativos)
- Nuevos sistemas de descarga de pollito y carga de pollo
- Legislación más exigente
- Nuevos conocimientos en alimentación y tecnología de fabricación y presentaciones
- Sistemas de control y depuración de agua que la conviertan en ”POTABLE PLUS”
- El granjero continuará siendo IMPRESCINDIBLE.
Responsable de Integración del grupo líder del cooperativismo español. Antonio Alegre es responsable de Integración del grupo líder del cooperativismo español. Con una facturación en el último ejercicio de 665 millones de euros, el Grupo AN es el cuarto operador avícola con la cría y comercialización en todos los formatos posibles de más de 150.000 pollos diarios. Completa todo el ciclo, con incubadoras, genética, fábrica de piensos, servicios veterinarios, centros de procesamiento con sacrificio, elaborados, cocinados, etc.
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