El Gobierno ruso declaró que previsiblemente reanudará este mismo mes de abril si la parte norteamericana cumple con los requisitos veterinarios de Rusia.
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Tras once días de tensas negociaciones, el embajador de EEUU en Moscú,
Alexander Vershbow, y Mijaíl Kravchuk, veterinario jefe del Ministerio
de Agricultura ruso, firmaron anoche un protocolo sobre las condiciones que
puso Moscú para descongelar las importaciones.
Por este protocolo, "EEUU se comprometió a subsanar los errores
y a tomar en consideración nuestras quejas", explicó el viceprimer
ministro y titular de Agricultura ruso, Alexéi Gordéyev. EEUU
deberá abrir una oficina especial de información sobre sus productos,
elaborar nuevos certificados de calidad, presentar una lista de sus veterinarios
responsables de los suministros y prohibir exportar a las empresas en cuyas
partidas se detectó salmonella.
Gordéyev se felicitó por haber arrancado a EEUU su consentimiento
para firmar en un plazo de dos meses un nuevo acuerdo global para la importación
de carne que deberá sustituir el anterior de 1996. "Si hay resultados
antes del 10 de abril, los suministros de carne a ave estadounidense serán
reanudados", recalcó el viceprimer
ministro y a añadió que "ahora todo depende de Estados Unidos".
Un equipo de inspectores sanitarios rusos está en EEUU para controlar
que se cumplan todos los requisitos, lo que confirma que el conflicto está
a punto de solucionarse.
La denominada "guerra del pollo" estalló el pasado 10
de marzo, cuando el Gobierno ruso prohibió las importación de
carne de ave norteamericana por no ajustarse a las normas veterinarias rusas,
en particular por el usos de hormonas y antibióticos en la crianza.
La carne de ave de EEUU es un componente favorito en la dieta de los rusos por
su bajo precio y en recuerdo de la época de la URSS en los años
ochenta, con la "perestroika" o modernización emprendida por
el dirigente soviético Mijaíl Gorbachov. El entonces presidente
de EEUU, George Bush, padre del actual mandatario norteamericano, inundó
Rusia con ayuda alimentaria y entre los productos se hicieron famosos y fueron
objeto de chistes los que se denominaron "nozhki Busha" (muslos de
Bush).
La prohibición rusa prácticamente coincidió con el revuelo
mundial tras la esperada decisión de Washington de imponer nuevos aranceles
y una rebaja de cuotas a las importaciones de acero, lo que afectó en
particular a industria siderúrgica rusa.
También la solución para la "guerra del pollo" llega
tras un acuerdo para minimizar los efectos de los aranceles sobre el acero y
justo para el plazo cuando los expertos calculaban que se agotarían las
reservas de pollo acumuladas en Rusia. Aunque altos cargos de los dos países
desvincularon por completo los problemas del acero y del pollo, fuentes del
sector alimentario consideraron que están estrechamente ligados en términos
políticos y de trascendencia económica.
Moscú alegó oficialmente para la prohibición el no haber
recibido de EEUU información suficiente sobre el uso de antibióticos
y otros aditivos y conservantes químicos en la cría de los pollos.
Pero tras la implantación de los aranceles en el acero y el mismo día
en que se sentaron a la mesa las dos delegaciones para estudiar
el problema avícola, Moscú anunció el descubrimiento de
15 casos de salmonella en un muestreo de 200 piezas de pollo norteamericano.
Los perjuicios comerciales para Rusia por el aumento de tarifas y la rebaja
de cuotas a las exportaciones de acero a EEUU se calculan
en Moscú en 400 millones de dólares anuales, aunque Washington
alega que sólo son 140 millones.
De consumarse la guerra comercial, EEUU tiene más que perder, al suministrar
a Rusia casi un millón de toneladas anuales de pollo (la
mitad de las exportaciones del sector), por un valor aproximado de entre 600
y 700 millones de dólares.
Desde esta posición de fuerza, el mismo Gordéyev había
atacado despectivamente las importaciones de "comida barata que suplanta
a la nacional", y el alcalde de Moscú, Yuri Luzhkov, afirmó
que "el país está a punto de abastecer sus necesidades de
alimentos".
Rusia importa anualmente del extranjero en torno al 20 por ciento de su consumo
total de alimentos, que en el caso del pollo aumenta a más del 70 por
ciento.
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