Si tomamos como referencia los cálculos de José I. Barragán, Profesor de la Universidad Cardenal Herrera Oria de Valencia, y entramos en el detalle por producción, el coste que supone la alimentación de un pollo sobre el precio final representa el 67% del coste de producción y el 76 sobre el precio de una reproductora.
Parece conveniente, así, añadir a este análisis un escandallo pormenorizado de los costes de producción de la carne de ave. Pues se hace evidente que el beneficio último de una empresa agropecuaria reside en el límite de riesgo de su modelo de nutrición. Es decir, cada uno de los nutrientes tiene un impacto sobre el coste real del pienso. Pero no todas las empresas presentan unas exigencias similares en cuanto a producción: tamaño del pollo, porcentajes del despiece, exigencias de los mercados a los que se dirige, etc. Se trata de unos factores subordinados muy a menudo a las necesidades del matadero (extremadamente variables).
Estas y algunas consideraciones más, como los objetivos últimos de la correcta alimentación del ave (tamaños demandados, calidades esperadas, mínimo coste en relación a las materias primas y resultados técnicos que propicien la correcta renumeración del factor granja), las expondrá el profesor Barragán en el marco de las Jornadas Profesionales de Avicultura, el próximo martes 28 de mayo en el Paraninfo de la Facultad de Veterinaria de León.
Por otro lado, en este mismo marco de las Jornadas, Diego García Valencia, Doctor Ingeniero Agrónomo por la Universidad Politécnica de Madrid, planteará justo después de la ponencia de Barragán, sus últimas conclusiones en relación a las mejores estrategias para mejorar la productividad del pollo sin repercutir en los costes. Se trata de un área donde García Valencia ha centrado sus investigaciones en la formulación de piensos y dietas de mayor contenido kilocalorífico con objeto de mejorar el índice de conversión (IC).
García Valencia, pondrá de relieve estas y otras consideraciones en las Jornadas. Como es el caso del ahorro que la práctica de diluir la dieta y compensar pérdida de IC supone sobre el coste del pienso.
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