Uso de SUBPRODUCTOS de ORIGEN ANIMAL en dietas de avicultura.
El sector de la producción animal, como cualquier otro sector, está obligado a adaptarse a las necesidades de un mundo en constante cambio. Decisiones políticas, así como avances tecnológicos, e incluso la irrupción de nuevas tendencias entre los consumidores, tienen una repercusión directa sobre nuestro sector.
JOSÉ IGNACIO BARRAGÁN. Veterinario. Consultor avícola.
Actualmente, una gran parte de la población mundial vive condicionada por el mero hecho de poder comer.
Por otro lado, otra parte de la población se plantea cuestiones sobre el origen de lo que come, apareciendo entonces conceptos e ideas que a veces pueden resultar incompatibles entre sí, pero que tienen un gran impacto sobre la industria agroalimentaria.
Seguridad alimentaria, bienestar animal, sostenibilidad, ecología, veganismo, son conceptos que se emplean a veces con extraordinaria alegría. El bienestar puede ser muy perjudicial para la sostenibilidad, y no siempre es lo mejor desde el punto de la seguridad alimentaria….
El uso de productos de origen animal en la nutrición de las aves puede ser cuestionado por sectores puntuales de la población. Por un lado, tenemos aspectos de seguridad alimentaria, sobradamente conocidos, que determinaron la prohibición de las harinas de carne en la UE.
Aunque progresivamente su uso se ha ido limitando en otras zonas del mundo, personalmente creo que se debe más a razones de orden comercial, muchas veces basadas en modas o tendencias entre los consumidores, que pueden estar basadas en la desinformación.
«El uso de productos de origen animal en la nutrición de las aves puede ser cuestionado por sectores puntuales de la población.»
Si una parte apreciable de la población busca dietas veganas – incluso para sus perros y gatos – no debe extrañarnos que su uso se considere apropiado para las aves. Y, sin embargo, hay muchas razones para mantener y estimular el consumo de subproductos de origen animal en dietas de avicultura.
La primera de orden puramente práctico, por el enorme coste y el impacto que, sobre la famosa sostenibilidad tan de moda, tiene la destrucción de todos estos subproductos. Podría resultar fascinante calcular la huella de carbono del proceso, no ya de producción, sino de destrucción de todas esas toneladas de productos.
Y eso sin contar con el sobrecoste que representa, ya que hemos dado a considerar que el consumidor está dispuesto a asumirlo. Y todo esto sin considerar que, en la propia naturaleza, la alimentación de las aves es omnívora, con consumo de insectos, gusanos o cualquier otra fuente de proteína animal a la que tienen acceso, por lo que volverles vegetarianas está un poco en contradicción con su propia naturaleza.
Pero los nutricionistas a veces se encuentran con una gran presi por parte de la propia sociedad, y a veces de la propia empresa, por asegurar las famosas “dietas vegetarianas”.
Nada es imposible, y por supuesto es perfectamente asumible hacer piensos de estas características, pero es interesante saber que hay algunas cosas que no irán exactamente igual en ese caso.
Los nutricionistas a veces se encuentran con una gran presión
por parte de la propia sociedad, y a veces de la propia empresa,
por asegurar las famosas “dietas vegetarianas”
Lo primero que se viene a la cabeza es la eliminación de las grasas de origen animal. De nuevo, es perfectamente posible hacer alimentos sin grasas animales, pero en el caso de los pollos de carne sobre todo, implica un cambio en el perfil de ácidos grasos de las canales que en determinadas circunstancias pueden causar problemas de calidad de la canal en los mataderos.
El perfil de ácidos grasos puede cambiarse con el empleo de aceite de palma, por ejemplo. Desafortunadamente, esta materia prima también está en entredicho en la alimentación humana, tanto por su posible riesgo de salud como por, de nuevo, su impacto ambiental. Y, desde el punto puramente técnico, su digestibilidad puede ser inferior a una buena grasa animal, con los consabidos problemas de enteritis que pueden producirse.
Por otra parte, el empleo de dietas slo en base a materias primas vegetales, combinadas con niveles progresivamente más altos de aminoácidos para cubrir las crecientes demandas de los pollos actuales, implican raciones o bien muy ricas en soja, o bien muy necesitadas de aminoácidos sintéticos.
En primer lugar, con niveles altos de soja nos encontramos con las dificultades de digestión de esta materia prima, especialmente en los primeros estadios de la vida de los pollos, combinado con los altos niveles de potasio que se alcanzan. Sin contar la importancia a mayor que este periodo tiene el correcto tratamiento de la soja.
«Con niveles altos de soja nos encontramos con
las dificultades de digestión de esta materia prima»
Este posible efecto pernicioso se incrementa en la actual situación de progresiva desaparición del uso de antibióticos en campo, salvo para situaciones realmente graves de patología, con lo que la busca de la digestibilidad del alimento es aún más importante.
Si, por otra parte, tratamos de reducir la cantidad de soja, trabajando con conceptos como proteína ideal, nos podemos encontrar con dietas en riesgo por la posible falta de ciertos aminoácidos -glicina/serina, valina, arginina – que se encuentran en mayor cantidad, y con mayor digestibilidad, en ciertos subproductos de origen animal.
En un interesante trabajo de Ferrero – comunicación personal – se comparan los niveles de aminoácidos de dietas en base sólo soja o con incorporación de diferentes productos de origen animal:
–hidrolizado de proteínas al 5 %, plasma al 1,5 %, pescado al 4 %, carne al 5 % y huevo deshidratado al 3 % – y manteniendo estable los niveles de proteína bruta y de lisina, en un 22 % y un 1,3 %, respectivamente.
Si bien no hay grandes diferencias en los niveles de aminoácidos entre las diferentes formulas, los valores de glicina y serina son en general más altos cuando se emplean dietas con productos de origen animal.
Aportar una cierta cantidad de productos de origen animal a la dieta, especialmente en las primeras edades de las aves mejorará el perfil de los aminoácidos de ésta, aumentando además su digestibilidad y reduciendo los riesgos de inflamación intestinal y un posible incremento de la permeabilidad intestinal, con su correspondiente peligro de translocaciones bacterianas.
«Aportar una cierta cantidad de productos de origen animal a la dieta,
especialmente en las primeras edades de las aves mejorará el perfil de los aminoácidos»
Diferentes trabajos, muchos de ellos realizados en España, han indicado una mejora de los datos zootécnicos de los pollos cuando se emplean en la dieta hidrolizados de proteínas en sustitución parcial de la harina de soja en dietas bajas en proteína – Garcés y Soler -, así como una mejora en los datos técnicos de pollos de 21 días a varios niveles de aminoácidos – Frikha y Mirzaie -.
Estos resultados parecen avalados por la experiencia general, aunque deben ser considerados en el conjunto de la vida de los pollos y en sus aspectos económicos.
Aparte de este efecto puramente zootécnico, hay otros factores que deben ser considerados a la hora del empleo de subproductos de origen animal. El empleo de proteínas funcionales de plasma parece relacionarse con una mejora del estado del intestino, limitando su inflamación en situaciones de estrés ambiental o patológicos, y reduciendo de esta forma la permeabilidad intestinal – Campbell y Polo -.
Esta permeabilidad intestinal incrementada, relativamente fácil de asociar con dietas de menor digestibilidad puede estar relacionada con translocaciones bacterianas tempranas desde el intestino, que pueden ocasionar problemas patológicos posteriores. El empleo de proteínas funcionales de plasma parece relacionarse con una mejora del estado del intestino
«En general, el uso de subproductos de origen animal
parece reducir en forma más o menos apreciable la mortalidad
de los lotes de pollos afectados por diferentes problemas patológicos»
Por otra parte, en los últimos años, y con el objetivo de reducir en lo posible los problemas de calidad en las canales de pollos, se ha trabajado mucho de nuevo en las características de los alimentos pre-iniciadores.
En este sentido, y si bien aún no se dispone de mucha bibliografía, parece cierto que el uso de subproductos de origen animal en estas dietas ayude a mejorar las características de calidad de la carne, en base a un mayor desarrollo celular de las fibras musculares en los primeros estadios de la vida del pollo.
Como resumen, podemos indicar que el uso o no de estos productos debe quedar condicionado por la respuesta esperada, y en el coste que ello implique, pero nunca por condicionantes externos a la producción, ya que está perfectamente claro que, en los términos admitidos por la regulación europea, no sólo no suponen un riesgo para la salud o de los animales o las personas, sino que aportan claras ventajas a los productores.
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