Los antibióticos administrados a las aves con un cuadro respiratorio no eliminan todas las bacterias, quedando, por ejemplo, algunos patógenos intestinales. El problema es que estos microorganismos pueden llegar al consumidor a pesar de los más estrictos controles veterinarios.
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Un cuadro clínico
habitual en las explotaciones avícolas es el respiratorio, con toses que
empiezan en pocas aves y pueden contagiarse a todas las demás en pocos
días. Con la administración de algún antibiótico de
amplio espectro en el agua de bebida, sin embargo, el problema pronto desaparece.
Sin
embargo, estos antibióticos no eliminan otras bacterias, por ejemplo intestinales,
con lo que los gérmenes supervivientes se multiplican más y más
potenciando la presencia del gen que los liberó de dicho medicamento. El
problema es que estos microorganismos pueden llegar al consumidor a pesar de los
más estrictos controles veterinarios. Así pues, si el consumidor
cae enfermo por ejemplo por una gastroenteritis originada en el Campylobacter
que contenía la pechuga de pollo, de nada servirá que sea tratado
con ninguno de los antibióticos usados en la alimentación del ave,
puesto que los destinados a humana son tan parecidos a los de uso veterinario
que las resistencias bacterianas son las mismas. Dichas resistencias se deben
a cambios genéticos muy rápidos en los microorganismos, y muy difíciles
de controlar o evitar. Según estadísticas estadounidenses, un gran
porcentaje de las resistencias a la enrofloxacina en humanos son directamente
atribuibles al uso de este antibiótico en avicultura.
En el tema
de las resistencias a antibióticos, existe una gran variedad de orígenes,
especialmente por que el consumidor exige que los productos usados o consumidos
estén lo más libres posibles de bacterias, desde el alimento hasta
el juguete de los niños, con lo que la industria utiliza estas moléculas
a menudo de forma poco justificada. Por otra parte, en muchas ocasiones la persona
enferma piensa en el antibiótico como medicación de primera elección,
ignorando que sólo el médico puede tomar esta decisión. En
el caso de la gripe, causada por virus, tampoco tendríamos porqué
tomar desde el primer día estas moléculas, puesto que no son efectivas
contra este tipo de agentes patógenos.
La Food
and Drug Administration -FDA- ha solicitado a los laboratorios que cesen la
venta de ciertos antibióticos a la industria avícola con el fin
de evitar el riesgo de crear resistencias en el consumidor. El caso es: ¿con
"cuanta" resistencia está el consumidor dispuesto a vivir? Aunque
la respuesta no sea fácil, todos deberíamos empezar por no automedicarnos
y obedecer siempre las instrucciones del médico.