Arkansas: se estudian unos pollos más eficientes con la bebida
En un mundo con unos recursos de agua dulce cada vez más reducidos para una población humana en crecimiento ¿puede ser interesante desarrollar unos broilers que consuman menos agua sin reducir su aumento de peso? Esto es lo que se preguntó Sara Orlowski, profesora de la Universidad de Arkansas, cuya investigación es parte de un proyecto multiinstitucional de 5 años financiado por una subvención del USDA de 9,9 M.
En el proyecto (“Empowering the U.S. Broiler Industry for Transformation and Sustainability”) participa también la Universidad de Cornell y reúne diversos recursos de investigación de al menos otros centros universitarios con el fin de mejorar la eficiencia del uso de nutrientes y agua en el sector del pollo de EE. UU.
Su base se halla en un informe de las Naciones Unidas que muestra que alrededor de los dos tercios de la población mundial tienen escasez de agua dulce durante al menos un mes al año y que el problema aumentará a medida que la humanidad llegue a los 9.700 millones de personas para 2050.
La Prof. Orlowski está comenzando la cuarta generación de selección genética con dos grupos, uno de ellos más eficientes en el uso del agua y otro al revés, aunque también mantiene un tercer grupo como control. Lo que se pregunta es cuánta agua deben beber los pollos por cada unidad de aumento de peso y hasta ahora éste se ha mantenido constante en todas las líneas.
“El siguiente paso, si los cambios en la conversión de agua siguen siendo consistentes con la cuarta generación, será ver si los cambios en la eficiencia del agua están teniendo otros efectos fisiológicos”, dice Orlowski. Con ello se intenta conocer si hay cambios en la salud e integridad intestinal, en el rendimiento de la carne de pechuga o en la salud y el bienestar de las aves, es decir, si se está perdiendo algo a cambio de un uso más eficiente del agua.
El trabajo de Orlowski en este proyecto comenzó cuando todavía era estudiante de doctorado al centrarse en medir con precisión el consumo de agua de los pollos en sistemas de bajo flujo, como los utilizados actualmente en las granjas, lo que es muy difícil. Con este fin, ella y su un equipo desarrollaron un novedoso sistema de monitoreo del consumo, lo que les permitió disponer de una herramienta esencial para medir la ingesta de agua de las aves individuales en tiempo real. Según el Prof. Walter Bottje, director del proyecto, ésta es la primera vez que alguien ha analizado cómo mejorar la eficiencia del uso del agua en las aves domésticas y será realmente emocionante ver en que acaba.
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