Recién regresados de dos importantes ferias avícolas, la IPPE en Atlanta y la VIV MEA en Abu Dabi, líderes en América y en Oriente Medio respectivamente, hemos podido constatar la buena salud del sector avícola en ambas regiones y su afán, especialmente en Oriente Medio, en tener una sólida avicultura local.
Frente a los agoreros que predican una globalización extrema por la que toda la ropa vendrá de Bangladesh, todos los gadgets tecnológicos de China y toda la carne de Brasil o Argentina, el hecho es que cada vez más naciones optan por su soberanía alimentaria cómo apuesta estratégica.
Países cómo Qatar, Rusia, China etc. han sufrido recientemente diversos bloqueos políticos de sus importaciones lo que ha ocasionado la importación de vacas lecheras por Qatar, la inversión del grupo Rusagro en Rusia de más de 170 M de Euros en nuevas granjas de pollos, etc. Es la apuesta clara de los Estados por reducir su grado de dependencia alimentaria del exterior.
Esto no quita que no sigan importando parte de los alimentos para su población, pero sin duda han apostado por tener un sector avícola y ganadero propio, aunque los costes sean mayores que en otras latitudes.
Con la alimentación de sus ciudadanos no quieren riesgos.
De lo macro, los Estados, a lo micro, el consumidor. El consumidor concienciado cada vez es más mayoritario y no quiere ya sólo disponer de pollo o huevos de calidad garantizada, sino que su producción haya sido sostenible y de proximidad en la medida de lo posible.
Una buena señal sin duda pues permite y asegura la coexistencia de los megacomplejos avícolas con las granjas de km 0 o proximidad.
Federico Castelló
Director Real Escuela de Avicultura