Editorial: La IA no entiende de fronteras

Efectivamente, si alguien hubiera llegado a pensar que, por las circunstancias que fueran, en España nos pudiéramos librar del azote de la influenza aviar que está afectando gravemente a la avicultura de toda Europa es que se trata de un iluso o que aun cree en los cuentos de hadas.

Y aunque lo que ahora escribimos, a mitad de enero, es muy posible que no tenga vigencia cuando este número llegue a manos de nuestros lectores, no queremos dejar de hacer oír nuestra voz ante el más grave problema con el que se ha enfrentado jamás toda la avicultura (la mundial, la española y la de cada particular con unas pocas gallinas en su granja): la influenza aviar (IA).

De ahí nuestro titular, pues tras una rápida ojeada al citado mapa de los brotes de IA en toda Europa, solo era cuestión de tiempo que llegase a España.

La afectación que está sucediendo en aves silvestres sin duda se trasladará a granjas comerciales y, cuando esto se produzca, deberemos estar atentos pues los medios , jaleados por los animalistas, usarán las imágenes de miles de aves de granja sacrificadas por IA para atacar de nuevo contra las “macro granjas”.

Ya que en la nevera no podemos tener, por ahora, preparada vacuna alguna contra IA, si iría bien que como sector tengamos en la nevera los planes de comunicación ante la opinión pública para cuando estas mortalidades se produzcan.

Sin embargo, podemos ver que, desde el somormujo fallecido en Álava en el 2006 hasta ahora, han sido 6 los casos detectados de IA en España, sin contar los de 2022.
De ellos, aparte de uno en Palencia (2017) y otro en Zamora (2021), ambos con aves silvestres, las explotaciones avícolas no han salido mejor libradas, si tenemos en cuenta el brote del 2009 en una granja de puesta de Guadalajara, el del 2013 en una de reproductores pesados, en Lérida y los del 2017 en varias granjas de patos de Gerona. Esto último, especialmente, nos tiene que hacer pensar sobre el problema pues ¿están bien definidas las normas de bioseguridad?, ¿se aplican correctamente? Pues, aunque en algunos casos es mucho más difícil (granjas con aves al aire libre, por ejemplo), es cierto que una bioseguridad “premium”, como la de las granjas de reproductoras, reduce muy considerablemente los riesgos, si bien una garantía del 100 % no la tiene nadie. Y volviendo al mapa europeo, también podemos pensar que al igual que determinadas zonas del centro-norte del continente son lugares de paso de aves migratorias, también lo es la península ibérica en general, por lo que el riesgo de la IA no es menor. De ahí que toda precaución que tomemos sea poca, incluyendo la de concertar un seguro de enfermedad que cubra la contingencia de la IA.

Y, por último, para que haya quien, como ha ocurrido recientemente en Francia, haya creído en las palabras de su Ministro de Agricultura de que una vacuna está a la vuelta de la esquina, véase el razonado artículo de nuestro colaborador, el Prof. Elías Rodríguez Ferri, sobre el tema. Que una vacuna contra IA quizás nos llegará, es posible, pero va para largo.

 

Federico Castelló
Real Escuela de Avicultura

 

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