Mientras el sector de ganado vacuno gallego se prepara para soportar un descenso en el consumo, los productores porcinos y avícolas ya han empezado a beneficiarse económicamente de la crisis de las «vacas locas».
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A pesar de que noviembre y diciembre no son meses tradicionalmente buenos para la carne de cerdo, todo parece indicar que este año las cifras de ventas podrían aumentar de forma considerable. «Durante las últimas semanas, se nota que la gente prefiere el cerdo a otras carnes», asegura Antonio Nercellas, propietario de varias granjas en Silleda y ex presidente de la Federación de Porcino de Galicia.
Su sucesor en el cargo, Albino Vázquez Aldrey, explica que hay que esperar a conocer la cotización nacional para constatar «la subida real de las ventas». De cualquier forma, asegura que «lo más previsible es que el consumo aumente, como ocurrió durante la crisis de 1996, cuando se incrementó en casi un 30 por ciento».
Los precios también crecerán de forma inevitable. Por el momento, el kilo vivo de cerdo se sitúa en 178 pesetas, seis más que la semana pasada. «Esto es debido al salto espectacular del consumo en el mercado francés, donde los compradores deben pagar ahora 25 pesetas más».
El bajo coste del cerdo español ha provocado un aumento de las exportaciones al país galo. España había acumulado durante este año un pequeño excedente, sobre todo, en Cataluña, y el sector esperaba una bajada de precios. Sin embargo, está ocurriendo todo lo contrario.
En la actualidad, Galicia produce unas 100.000 toneladas de porcino al año, lo que supone una cifra aproximada de 240.000 millones de pesetas.

Aunque en menor medida, la industria avícola gallega espera un desplazamiento del consumo hacia la carne de pollo. «Ya ha aumentado un 15 por ciento en detrimento del vacuno y es previsible que suba un poco más», predice Javier López, responsable de avicultura de Unións Agrarias.
Asegura, no obstante, que los mercados podrían sufrir un desabastecimiento de pollo a principios de 2001 debido al paro general convocado para el mes de diciembre en protesta por la crisis del sector.
Los productores denuncian que los beneficios económicos de la crisis de las «vacas locas» no repercutirán en ellos, sino en las compañías integradoras, «que incrementarán el precio en los mercados, pero no pagarán más a los granjeros por cada kilo de pollo».
López denuncia que los precios para los productores sólo se modifican a la baja, «como ocurrió cuando se descubrió la intoxicación de los pollos belgas». Y es que de las 700 pesetas que cuesta el kilo en el mercado, «sólo el 5 por ciento le corresponde al productor».
La producción avícola en la comunidad gallega ronda los 75 millones de pollos, lo que se traduce en 184.000 toneladas de carne. El sector factura al año cerca de 28.000 millones de pesetas.

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