Peio Martikorena, de Conservas
Martiko, ha sido elegido empresario del año de Navarra 2004, premio
que concede la revista "Negocios de Navarra" en colaboración
con la Confederación
de Empresarios.
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El galardón "Empresario de año
de Navarra 2004" reconoce la posición de liderazgo de esta empresa
de carácter familiar Conservas Martiko, que ha incrementado su cuota de
mercado nacional en el sector hasta poder decir que el 70 por ciento de los derivados
de pato que se comercializan tienen como procedencia una granja Navarra.
El
acto de entrega del premio, al que no pudo asistir el presidente de la Cámara
de América en España, estuvo presidido por el jefe del Ejecutivo
foral, Miguel Sanz, quien destacó en su intervención que este es
el segundo año consecutivo que se distingue a un empresario del sector
de la alimentación (Gvtarra en 2003) cuyo dinamismo subrayó, igual
que las inversiones que destina a I+D.
En referencia a Peio Martikorena,
el Presidente señaló que se trata de "un emprendedor"
y de un empresario "comprometido con el avance social y económico
de Navarra", cualidades, dijo, que se deben tanto a su carácter como
a su origen, en una zona fronteriza.
Miguel Sanz elogió también
"la apuesta por la calidad" de Martiko y recordó que hoy es la
primera empresa del país en producción de pato y la segunda en salmón
y trucha, por lo que no dudó que tendrá éxito en sus proyectos;
"si quiere entrar en Estados Unidos, entrará".
El galardonado,
por su parte, agradeció un premio "importante para mí",
que es "sobre todo para un equipo humano" y que además representa
"un empujón para la totalidad de la familia".
"Martiko"
comenzó su andadura en 1977 con el comercio en la frontera con Francia,
a finales de los ochenta comenzó con la producción de productos
de pato y para 1991 se adentró en el salmón ahumado y la trucha.
A partir de ese punto, la empresa se consolida y afianza para llegar a hoy
con tres fábricas en Vera de Bidasoa, otra instalación en Lerín,
una participación en la sociedad vizcaína "Delicass" y
tres tiendas en Ibardin y Dantzarinea, además de "muchos, muchos créditos".
Con este grupo, Martiko asume desde la cría del pato, con una granja
en Zúñiga, cebaderos de Bera y el nuevo complejo de Lerín,
que cuenta asimismo con matadero y salas de despiece y frío, hasta la venta
del producto elaborado en sus propias tiendas.
El año pasado transformó
más de un millón de patos y con las posibilidades de crecimiento
que la empresa tiene en Lerín, dado la gran superficie de terreno disponible,
el futuro pasa para Peio Martikorena por impulsar la comercialización,
con España como "nuestro gran mercado" pero con actividad también
en América, donde llegan, a través de distribuidores, a la hostelería
y por sus propios medios a las grandes superficies.
En Europa apuntó
que es difícil competir dada la hegemonía de Francia en el sector
del pato, pero en el mercado americano Martiko está ya presente en Cuba,
se ha adentrado recientemente en México, tiene buenas expectativas para
Chile y no descarta Estados Unidos.
Para Peio Martikorena "la clave"
del éxito empresarial es "el equipo humano" con el que cuenta,
350 personas que llegan a 500 en verano y a 600 en otoño-invierno dados
los trabajos estacionales que se realizan.
Destacó también
en esta trayectoria "el logro" de contar "con un producto noble,
que se codea bien con los de la élite, con una buena relación calidad-precio
y que ha gustado al consumidor".
Explicó así que el
de Martiko es un producto "que ha encontrado el nicho donde se podía
crecer y eso ha ayudado mucho", por lo que se mostró convencido que
"si hacemos las cosas bien todavía el crecimiento puede ser importante
en España, y con un poco que juguemos en el extranjero yo creo que tenemos
futuro".