El ruido de los aviones militares hace inviable una granja de ponedoras camperas

 

Una granja de Albacete mantiene un litigio desde hace años con Defensa y ahora se plantea echar el cierre porque sus aves no ponen huevos

Los propietarios de la granja avícola ‘Cortijo de Cardos‘, en Villapalacios (Albacete), están a punto de rendirse en una guerra desigual con el Ministerio de Defensa que dura años. Hace dos denunciaron que cerca de 2.000 gallinas habían muerto por el estrés causado por los bajos vuelos de los aviones militares que tienen en el cielo de la Sierra de Alcaraz su campo de maniobras.

Dos años más tarde y después de que este negocio de avicultura ecológica haya sobrevivido al estado de alarma por el Covid-19, sus dueños se plantean cerrar y han vuelto a pedir explicaciones al Ministerio y a la Base Aérea de Los Llanos (Albacete).

 

Y es que las estresadas gallinas camperas no ponen huevos, las pérdidas económicas son continuas y hay que devolver los créditos solicitados para reflotar la empresa después de dos años con la mitad de la granja cerrada.

«Pedimos que vuelen en otro sitio y, si no, que nos aclaren la situación porque no nos contestan y el Ejército no nos informa», se queja José Rodríguez, propietario de la explotación. «Los cazas pasan con vuelos rasantes y hasta se puede ver el color del casco del piloto. Esto parece la Guerra de las Galaxias», añade José, que también ha llegado a pedir el amparo del Defensor del Pueblo, institución que se interesó por el asunto hace un año.

 

Reserva natural protegida

Cuando los aviones militares sobrevuelan el «Cortijo de Cardos», el ambiente retumba y los perros y gallinas salen corriendo para esconderse como buenamente pueden, incluso unas encima de otras, lo que provoca que algunas mueran aplastadas. Actualmente, esta granja cuenta con unas 600 gallinas camperas aunque podría albergar cerca de 2.000. El cierre que el Covid-19 no ha logrado, unos cazas pueden precipitarlo «porque la Base de Los Llanos nos ha dejado en la quiebra», aunque José piensa disparar las últimas balas en la batalla y anuncia una demanda penal por los daños y perjuicios sufridos.

José Rodríguez asegura que su problema es común a otras explotaciones ganaderas de esta zona, situada en la Reserva Natural de la Sierra de Alcaraz, que también sufren «a los aviones sobrevolando una reserva protegida y de alto valor cinegético que ha resurgido en estos meses de aislamiento». El problema, apunta, es que «los huevos ya no eclosionan y si mis mastines se esconden y buscan protección humana cuando vienen los cazas, ¿qué harán otras especies como el lince?».

 

Cerca de dos años y medio llevan luchando los propietarios de ‘Cortijo de Cardos’ por sacar adelante su granja de gallinas camperas ubicada en el término municipal de Villapalacios. El gerente de esta granja dedicada a la cría de gallinas en libertad, Jesús Rodríguez, ya denunció en 2018 la situación que padecían sus animales a causa de “las maniobras de aviones militares que sobrevuelan la zona”.

 

 

Un problema que desde entonces no ha cesado y que afecta a sus gallinas de tal manera que el ruido que producen los cazas “cuando rompen la barrera del sonido hace que “se hacinen, se suban unas encima de otras, y mueran aplastadas”. Además, asegura que “el fuerte petardazo” que hacen estos aviones al romper la barrera del sonido también “mata los huevos y no eclosionan”. Así, denuncia que hace unos días los aviones militares volvieron a sobrevolar la zona y “desde entonces no han puesto ningún huevo”.

Confiesa que estos sonidos son tan potentes que “incluso nos hacen pegar botes en el suelo, son como pequeños terremotos”. De este modo, explica que “hace dos años y medio nos mataron todas las gallinas que teníamos en la granja”, y por este motivo decidieron emprender acciones legales y poner una reclamación porque “en 6 meses lo arreglaban”, pero sin embargo “nadie nos hace caso y da pena”. Ante la pérdida de todas sus gallinas subraya que “tuvimos que endeudarnos y sacar créditos para reponer todo lo que teníamos”.

Escritos y llamadas al Defensor del Pueblo, a la Subdelegación de Defensa en Albacete que “han intentado hacer por nosotros todo lo que estaba en sus manos”, una “lucha constante en la que nadie nos escucha” asegura Jesús Rodríguez. Unos trámites que “están parados” mientras el negocio familiar de Jesús Rodríguez se viene abajo porque “tenemos unas pérdidas enormes e incluso no podemos suministrar a los grandes almacenes con los que trabajamos porque no tenemos dinero ni para comprar pienso ni gallinas”.

Asegura el propietario de esta granja que “el problema es que a mí me están bombardeando”, y añade que el mes que viene llegan a las instalaciones “2.000 pollitos más que hemos comprado y estamos viendo que nos los van a matar y no sabemos qué hacer”. De este modo, señala que desde que los aviones han vuelto a sobrevolar la zona hace unos días “las gallinas no están poniendo huevos por lo que estamos sacando el 30% de lo que sacábamos hace una semana”.

Confiesa que “esto es peor que vivir en Barajas” y que ante la falta de soluciones “estamos muy desanimados”, e incluso se están planteando dejar su actividad. Además, matiza que “esta granja existía antes de que se inventaran los aviones” porque “ha ido pasando generación en generación y en ella se han criado gorrinos, toros, corderos y cabras hasta que nosotros decidimos apostar por las gallinas”, pero esta situación “ha frustrado todos nuestros planes”.

Explica que “desde que todo esto empezó yo ya no calculo las gallinas que hemos podido llegar a perder y el dinero que hemos dejado de ganar”, destaca Jesús Rodríguez al tiempo que asegura que “estamos sufriendo e intentando mantener lo poquito que tenemos”. Así, señala que es “una auténtica pena tener un negocio que funciona a nivel nacional e incluso hemos llegado a mandar huevos al extranjero pero nos están arruinando”.

No quiero que me indemnicen solo que dejen de sobrevolar con los aviones mi granja”, concluye.

 

Para saber más:

-. Efectos del ruido de los aviones sobre la puesta en gallinas ponedoras y en avicultura en general. Selecciones Avícolas, junio 1995

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