El sector español de huevos celebró el pasado 8 de octubre el Día
Mundial del Huevo, sumido en una profunda crisis de precios
provocada por los excedentes de producción y que se refleja en la bajada
de diez céntimos de euro por docena registrada la pasada semana en las
principales lonjas.
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Mientras que en
2003 los precios
de los huevos se mantuvieron un 24 por ciento por encima
de los de 2002, durante el primer semestre de 2004 el precio cayó cerca
del 25 por ciento, hasta los 0,59 y 0,52 euros de media por docena en las categorías
L y M, respecto a los últimos seis meses del año pasado.

El propio sector explica este periodo de "vacas flacas" por la sobreproducción
que generan alentados por las buenas perspectivas del año pasado y que
ha llevado al Ministerio de Agricultura
a estimar una subida del 4 por ciento en la producción nacional de huevo
hasta alcanzar las 1.100 millones de docenas de huevos este año.

Sin embargo, las condiciones del mercado internacional han cambiado radicalmente
ya que en 2003 algunos de los principales productores comunitarios de huevo como
Holanda e Italia vieron reducida su cabaña de puesta y mermadas sus ventas
a otros socios comunitarios.

Esta circunstancia fue bien aprovechada por el sector español que supo
sacar sus excedentes de producción y logró que las exportaciones
españolas subieron el 60 por ciento hasta las 111.000 toneladas.

Este año, además de la recuperación de los productores comunitarios
se añade la ampliación de la Unión Europea con diez nuevos
socios que pueden meter sus producciones sin arancel, así para Alemania
que hasta ahora absorbía gran parte de nuestras ventas es más fácil
adquirir los huevos en Polonia.

Si a esta falta de salida de la producción añadimos que el consumo
de huevos en España está estabilizado en torno a los 217 huevos
por persona y año, y que con una cabaña de 50 millones de gallinas
ponedoras que producen alrededor de 1.100 millones de docenas al año, la
solución a los bajos precios sólo pasa por la autoregulación.

Más allá de los precios, los productores celebrarán su día
mundial pendientes de la implantación de la nueva norma de comercialización
de los huevos y ovoproductos y de hacer entender a los consumidores el significado
de los números que aparecen marcados en cada huevo, desde enero de este
año. Todo ello sin olvidar los retos a los que deberán enfrentarse
en los próximos meses, desde la trazabilidad, las nuevas directivas comunitarias
de bienestar animal, la liberalización comercial propugnada por la Organización
Mundial del Comercio
o los acuerdos que suscriba la Unión Europea con
los países de Mercosur.

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