Encadenados

Los eslabones de una cadena son más fuertes juntos, y dependen unos de otros. Eso implica relaciones de dependencia y también de apoyo mutuo en situaciones de estrés.

En estos momentos la cadena alimentaria está tensionada por los incrementos de costes de la producción primaria y las dificultades económicas que arrastramos desde la pandemia. Esta situación condiciona el despegue de la demanda interna, aún tímida y preocupada por los efectos económicos de la guerra de Ucrania, así como por, entre otros riesgos, el de desabastecimiento de algunos alimentos o el encarecimiento de muchos, por la dependencia que tenemos de las importaciones de grano para consumo animal y humano, y de energía.

En la reciente reunión de los fabricantes y comercializadores de ovoproductos de la UE muchos transmitían su preocupación por el desastroso año que se les presenta a los productores de huevos en la mayor parte de los países. Los elevados costes de los insumos, los precios bajos y la dificultad de trasladar a los siguientes eslabones los costes de producir huevos han llevado a bastantes productores a la ruina y a reducir la capacidad, o llegar a cerrar, sus granjas. El resultado es que ahora el huevo es escaso en la UE y podría serlo más aún en el futuro.

Ante esta situación, más de un responsable de las empresas afirmaba que su dependencia de sus productores proveedores les convencía de la necesidad de apoyarlos en este momento sin dudarlo, pagando los precios que corresponde por el huevo. Puede parecer contrario a sus intereses, pero solo si se ve el futuro con las “gafas de cerca”. En el medio y largo plazo no hay razones para mantener una industria manufacturera de huevos en la UE sin proveedores de huevos próximos, y menos aún si los competidores del mercado global lo tienen fácil para traer ya elaborados ovoproductos de países con menores costes de producción. Así que lo tienen claro: les toca pagar lo que valgan los huevos, según cuesta producirlos, si no quieren poner contra las cuerdas al primer eslabón de la cadena, el más presionado. Y el más necesario.

INPROVO tiene entre su cometido fomentar las relaciones en la cadena del huevo y facilitar la información necesaria para que la transparencia favorezca intercambios justos. Y con los datos de la evolución de los costes de producción y de los precios del mercado no salen las cuentas en el sector desde hace meses. Por ello las quejas de los productores de que no pueden cubrir sus costes son una llamada de auxilio. Porque no es fácil cerrar una granja, pero menos aún volver a la actividad tras parar la producción. Y tememos que muchas paradas serán definitivas.

Es necesario que los operadores de la distribución conozcan la coyuntura del sector del huevo y su evolución en los últimos meses, única forma de que las preocupaciones y demandas de los productores se tomen en serio. Y en este contexto es más importante que nunca que las decisiones de sustituir las jaulas por sistemas alternativos se tomen de forma coordinada y consensuada, evitando asumir compromisos públicos que no podrán mantenerse. Y transfiriendo los sobrecostes de producir en sistemas alternativos vía precio, única forma de garantizar la viabilidad y sostenibilidad económica del sector, de cumplir los objetivos de la estrategia “de la Granja a la Mesa” y de responder a las demandas del consumidor. Algo que por ahora no estamos viendo claro en España.

Mantener una relación estable cliente- proveedor implica que ambas partes ganen cuando toca ganar y compartan cargas cuando corresponda hacerlo. Si no, no hay equilibrio ni compromiso para afrontar el futuro con ilusión y expectativas de progresar para ambos. Se mantiene uno “encadenado” al otro por dependencia o miedo. Como en la vida misma.

 

 

María del Mar Fernández Poza

Directora de ASEPRHU

 

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