España producirá 1.040 millones de docenas de huevos en 2003, el
siete por ciento más que el año anterior, según datos de
la Organización Interprofesional
del Huevo y sus Productos
(Inprovo), que sitúa la cabaña de
gallina ponedoras en 47,5 millones de aves.
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Inprovo estima que, en términos de mercado, 2003 ha sido un año
particularmente favorable para el sector avícola, aunque señala
que se trata de una situación coyuntural que no debe ocultar la realidad
de un sistema de producción excedentario.

Este fuerte incremento de la producción no vino acompañado de
un desplome de precios medios, que por el contrario subieron el 20 por ciento
respecto a los de 2002, debido al aumento de los precios de los piensos (cerca
del 40 por ciento) y de las exportaciones hacia Europa en más del 60
por ciento, en los tres primeros meses del año.

España exportó hasta agosto de 2003 un total de 64.200 toneladas
de huevos para consumo, según los últimos datos del departamento
de Aduanas de la Agencia Tributaria, mientras que en todo el año 2002
se exportó un total de 69.455 toneladas de huevos.

La explicación de este incremento de las exportaciones está en
la escasez de producto en los mercados comunitarios, debido a la elevada mortandad
provocada por las altas temperaturas registradas este verano y a los efectos
de la influenza aviar sobre la cabaña
holandesa, que llegó a perder el 30 por ciento de su censo avícola.

Destaca el fuerte incremento de las exportaciones hacia Alemania, que pasaron
de las 8.555 toneladas vendidas en 2002 a las 24.877 toneladas exportadas sólo
hasta agosto de 2003, lo que supone un incremento del 283 por ciento.

Para los primeros meses de 2004 el sector de puesta prevé una bajada
de los precios a causa de la recuperación de las producciones comunitarias,
por lo que consideran necesario establecer mecanismos de regulación de
la capacidad productiva para evitar los excedentes y la saturación del
mercado.

Del análisis de coyuntura del sector durante 2003, Inprovo destaca la
incertidumbre con que el sector afronta el futuro, ya que está en pleno
proceso de reconversión total de las granjas tras la entrada en vigor
de la normativa de bienestar de las gallinas
ponedoras, en enero de 2003.

Además, señala que la incertidumbre se prolongará hasta
el año 2007 tras el aplazamiento de la revisión de esta normativa,
prevista para 2005, que no sólo no ofrece apoyos económicos para
encarar la reconversión, sino que no aclara normas de protección
del mercado comunitario frente a las importaciones de terceros países.

Para el año que viene el sector deberá aplicar la nueva norma
de comercialización de huevos, que implica el marcado de la cáscara
con la explotación, país de procedencia y sistema de producción,
lo que facilitará la trazabilidad de los huevos.


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