La Agencia Ambiental de Estados Unidos (EPA, por sus siglas en inglés) anunció el pasado agosto que en 90 días evaluaría si revisa o no las condiciones de subsidio a la producción de etanol a partir del maíz. En enero de este año, los productores de etanol dejaron de percibir una ayuda que fue creada en 1978 para estimular el uso de combustibles no convencionales.

La oficina ha recibido mucha presión. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) viene alertando sobre el efecto estructural que tiene la derivación de maíz a la generación de energía sobre los precios mundiales de los granos. A esto se le suma la presión generada por la sequía de Estados Unidos que redujo los rendimientos del maíz en 26 por ciento.

Un tercio del maíz producido en Estados Unidos —donde se siembran 11 veces más hectáreas que en Argentina— está destinado a biocombustibles. Quitar ese volumen al etanol implicaría aumentar la oferta internacional y, quizá, bajar de las nubes los precios actuales. Por su parte, los productores de etanol esperan que el Congreso no deje expirar otro subsidio que apoya el combustible obtenido de las otras fuentes vegetales, conocido como etanol celulósico, que tiene vigencia por cinco años más.

Consultar más sobre el cese de los subsidios al etanol en enero de 2012.

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