El prestigioso diario español
LA VANGUARDIA
ha incluido en la sección de economía del pasado Domingo 11 un interesante artículo detallando las posibilidades actuales del negocio de la cría de avestruces en España.
Este artículo es fruto de una entrevista con Federico Castelló, director de
ATIDA Avestruces
, el servicio de asesoramiento en avestruces de la
Real Escuela de Avicultura.

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«Algunos creen que será la alimentación del futuro. Otros temen que se trate sólo de
un negocio para especuladores. Pero lo cierto es que la producción de avestruces
en España se multiplicará este año por seis: se sacrificarán unos 3.000 animales,
frente a los 500 de 1998. El número de granjas se ha disparado también, y mientras
en 1995 había una docena escasa, en estos momentos se cuentan ya más de
1.500 instalaciones en España. Este sector, que aquí tiene menos de una década
pero que cuenta con una larga tradición en Sudáfrica o Estados Unidos, empieza a
superar la desinformación y la especulación que marcaron sus inicios para
consolidarse como una producción ganadera con futuro.

El filete de avestruz vale en el mercado más de 3.500 pesetas el kilo, mientras un
bolso de piel de avestruz puede costar 200.000 pesetas. La demanda de productos
existe pero su producción es tan corta y la industria tan poco desarrollada que los
convierten en lujo. Este es precisamente el reto que se ha planteado el sector: ser
rentable a través de la comercialización, porque hasta ahora el negocio principal
estaba en la reproducción de los animales. Así, el objetivo es hacer más asequibles
sus productos al consumo, y que el principal derivado del avestruz, la carne, que
tiene una reconocida calidad gastronómica y nutricional, se introduzca en el
mercado como lo hicieron en su día otros productos exóticos, como el kiwi o el
salmón, que ahora son de consumo generalizado.

En Cataluña existen más de un centenar de explotaciones de avestruces, de las
que un tercio se encuentran agrupadas en cooperativas. Normalmente, explica
Frederic Castelló, subdirector de la Real Escuela de Avicultura, los empresarios que
entran en este negocio no tienen necesariamente tradición ganadera sino que
proceden de todos los sectores, desde el vinícola al textil, el ocio, el deporte o las
gasolineras. En Cataluña básicamente se encuentran pequeñas explotaciones,
frente a mayores empresas que hay en otras comunidades, si bien se sabe que
importantes compañías de alimentación han realizado estudios para entrar en el
sector.

La Real Escuela de Avicultura, fundada en Arenys de Mar hace más de cien años,
es el primer centro privado especializado en la investigación, formación y asesoría
en avicultura. Con contactos en numerosos países, trabaja para impulsar la
comercialización del avestruz y la creación de un mercado habitual para sus
productos.La falta de especialización ha sido causa de recelos, y desde la Unión
Europea existen recomendaciones sobre los estrictos requisitos necesarios para la
cría. En esta dirección apunta también la labor de formación y difusión que realiza
la Escuela de Avicultura. El avestruz es un animal primitivo, que hace apenas 200
años que entró en contacto con la civilización. No está por tanto domesticado ni
acostumbrado a la cautividad, y eso, según Castelló, «le confiere un carácter casi
«neurótico» y puede sufrir estrés, no funciona e incluso fallece si no recibe los
cuidados adecuados».

Inversión importante

Por tanto montar una granja de avestruces no es fácil. Para ser rentable se
necesitan, dice Castelló, como mínimo 16 hembras y 8 machos, en una superficie
acondicionada de al menos ocho hectáreas. Todo ello significa una inversión de
entre 25 y 30 millones de pesetas.

En estas condiciones, se pueden obtener unos 400 avestruces para sacrificio al
año. Un animal de entre 10 y 12 meses

se paga

en el matadero a entre 40.000 y
45.000 pesetas. De él se obtienen entre 40 y 50 kilos de carne y aproximadamente
1,3 metros cuadrados de piel. Las plumas y los huevos infértiles se destinan a la
decoración. Pero ahora, como la producción es muy corta, no hay una industria
transformadora que pueda absorber de forma rentable estos subproductos, que van
a los mataderos de vacuno y los curtidores tradicionales.
«Pero no hay que olvidar que es un producto muy caro de producir: requiere muchos
cuidados y no se puede masificar», dice Castelló.

Desde el

Departament d’Agricultura

de la Generalitat, se considera que la
producción de avestruces tiene futuro. Aunque es limitado porque no puede ser una
explotación genérica como el porcino, tiene demanda. Pero hace falta que el sector
haga un esfuerzo en la comercialización para consolidarse como negocio rentable».

La Vanguardia [ 11-Jul-1999] Etiquetas:

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