La campaña de Greenpeace contra el uso por parte de McDonald’s de pollos
alimentados con harina de soja genéticamente modificada, se ratificaba
el pasado 28 de abril con protestas en grandes centros de la cadena.
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La protesta se inició el pasado 23 de abril en Auckland, donde un personaje
que parodiaba a Ronald McDonald mostraba su oposición acompañado
de una docena de activistas para los valores de la carne de pollo. Se han enviado
casi 1.500 cartas de clientes de la cadena de comida rápida exigiendo
a la gigante empresa que deje de utilizar animales alimentados con piensos que
contengan ingredientes genéticamente modificados.
La soja utilizada para alimentar a los pollos centro de la discusión
procede de la mayor fuente de contaminación de la cadena alimentaria
con alimentos genéticamente modificados de Nueva Zelanda. La cadena tiene
como proveedor de pollos al gigante avícola australiano Inghams,
que utiliza unas 50.000 toneladas de soja de este tipo cada año. Las
protestas sugieren que tanto McDonald’s como esta compañía deberían
abandonar el uso de este alimento, tanto por las preferencias del consumidor
como por hacer un bien al medioambiente.

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