Firme como nuestro apetito, el rito culinario del pavo relleno en la cena del Día de Acción de Gracias es, sin duda, el renglón más suculento y con más hambrientos partidarios en las mesas estadounidenses.
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Firme como nuestro apetito, el rito culinario del pavo relleno en la cena del
Día de Acción de Gracias es, sin duda, el renglón más
suculento y con más hambrientos partidarios en las mesas estadounidenses.
La cocina amansa a las fieras, qué duda cabe, especialmente si salen de
ella horneadas, doradas e ilustradas con un rico relleno.
Para Darwin Santa María, quien dirige los alegres fogones del restaurante
Selva
Grill (1345 Mane St., Sarasota, Florida), el pavo no encuentra rival cuando
se trata de confeccionar un menú para la cena del Día de Acción
de Gracias.
Fiel a los fundamentos de la cocina peruana, "de la que hoy todos los cocineros
estadounidenses quieren capturar sus sabores", según asegura Santa
María, el pavo configura un monográfico apetitoso en el menú
de celebración de Selva Grill.
Por su parte, el colombiano Rafael Palomino, artífice del restaurante
Sonora, ubicado en Port Chester (Nueva York), inyecta en el menú para
la cena del Día de Acción de Gracias la savia de la cocina de autor,
una suerte de menú cargado de esencias latinas.
Pero, como es sabido, ell mejor pavo es el elaborado con honestidad y sin estridencias
descriptivas en los menús de los restaurantes, como así lo procura
la cocinera Isabel Mosquera, en Café
Salsa (808 King St., Alexandria, Virginia), quien lo prepara, en sus palabras,
"sazonado con nuestro sabor latino".
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