Un mes después del devastador paso de los huracanes Iker y Gustav, la
escasez de alimentos es una dura realidad en Cuba.
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Un mes después del devastador paso de los huracanes Iker y Gustav, la
escasez de alimentos es una dura realidad en Cuba.

Un producto tan elemental como el huevo se ha convertido en un bien codiciado
y caro, al margen de los 10 huevos por persona/mes que el Estado reparte y promete
seguir repartiendo. Recientemente, el gobierno de Raúl Castro decidió
limitar los precios «provisionalmente» para evitar los abusos que
ha denunciado la población a raíz del desabastecimiento.

Después del paso de los huracanes se reportaron al menos 93 granjas
destruidas en su totalidad y 298 de las 390 restantes fueron severamente dañadas.
La producción de la isla se redujo aproximadamente en un 50%, pues además
muchas granjas se vieron obligadas a sacrificar prematuramente las aves ya que
debido al stress, habían cesado la puesta.

Cuando se encuentran disponibles para la venta, el precio de una bandeja de 30 huevos pasó de 48 pesos cubanos antes
del huracán a 120 posteriormente.



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