Resumen Conferencia impartida por José I. Barragán (Consultor Veterinario), en el marco de las Jornadas Profesionales de Avicultura 2013 el martes 28 mayo a las 15:45

Algunas cosas son tan evidentes que, por eso mismo, se valoran relativamente poco. Hemos escuchado tantas veces que la alimentación supone entre el 70 y el 75% de los costes de producción del pollo vivo que ya no nos impresiona. Si esto fuese realmente así, las empresas deberían tener servicios de nutrición descomunales, y la preocupación por el alimento ser constante. Aceptar esta afirmación sin más implica que la labor combinada de granjas de reproductoras, incubadoras, técnicos de campo, fabricantes de instalaciones, granjeros, equipos de carga, etc. sólo afectan en un 25% el coste. Personalmente, me parece muy poco.

En este trabajo evaluaremos el impacto real de la nutrición en el coste del pollo. Primero evaluaremos el coste del factor alimento en el coste de la empresa, presentando un escandallo de coste más o menos actualizado.

El coste total de producción del pollo puede estar sobre los 1,08 euros/kg. De este, al menos un 67% se corresponde al coste de alimentación pero sumando a ello el de la alimentación de las reproductoras, en sentido amplio sería de un 76% aproximadamente. Entonces, al resto de los partícipes en la producción les queda una cuota de responsabilidad menor a la cuarta parte, lo que no está tan claro.

El peso de cada uno de los nutrientes es relativo pues se trata de maximizar su aporte de nutrientes sin perder la referencia de asegurar la rentabilidad de la empresa, es decir, aplicando el mínimo coste de alimentación. El horizonte de beneficio de una empresa es por tanto el límite de riesgo de su nutrición.

Los granjeros entienden esto a la perfección, nadie gasta más energía que la estrictamente precisa para lograr un resultado bueno, pero RENTABLE.

Cada uno de los nutrientes ofrecidos a los pollos tiene un impacto diferente en la composición del coste total, evidentemente las cantidades ofertadas tendrán en cuenta estas diferencias.

Cada empresa tiene un diferente perfil, bien por el tamaño de los pollos producidos, sus porcentajes de despiece, las exigencias de calidad de los mercados a los que se dirigen, la competencia, en la zona, etc. Con ser importantes, los factores de producción (pollito, pienso, granja) deben estar siempre subordinados a las necesidades del matadero. Lamentablemente, estas son extremadamente variables.

No hay que olvidar que el objetivo final de cada uno de los elementos de la cadena de valor debe ser lograr un producto de la mejor calidad esperada, y al menor coste posible. Ni el hecho de producir canales de excelente calidad, ni el de tener unos resultados técnicos extraordinarios garantizan la supervivencia de las empresas.

Por tanto, los objetivos de la alimentación de los pollos deben ser producir:

  • Las aves del tamaño solicitado por el matadero.
  •  Las aves de la máxima calidad esperada (rendimiento, porcentaje de partes nobles, ausencia de lesiones de piel y patas, hematomas, golpes, roturas, etc., y uniformidad elevada en peso).
  • Tener un coste mínimo, en relación a los precios de las materias primas de los piensos.
  • Tener unos resultados técnicos suficientes para garantizar una correcta remuneración del factor granja, otro de los 24 factores de coste más importantes.

La toma de decisiones de una integración de pollos debe estar en aquel elemento de la cadena más cercano al cliente final. Las integraciones en España se montaron sobre la estructura de las fábricas de piensos, pero ahora deben cambiar su centro de decisión al matadero. Las fábricas de alimentos serán un eslabón más (aunque vital) en el proceso de producción.

La nutrición se ajustará a estos factores, de modo que podamos asegurar un óptimo resultado, a través de diferentes herramientas. Pero sin perder de vista que hay un último factor, que es el que más preocupa a los granjeros, que no está exclusivamente relacionado con las características de la dieta: la variabilidad de los resultados entre las granjas de una misma integración, mayor que la encontrada entre granjas de diferentes empresas. Esto demuestra que, en el 70% de responsabilidad de la alimentación sobre el coste, al menos la mitad se asocia al trabajo del granjero. Sin tener esto claro no es posible obtener un buen ajuste del coste de producción.

 

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