Resumen Conferencia impartida por Antonio González de Alltech Spain, en las Jornadas Profesionales de Avicultura 2014 en el marco del salón SIAG (Salón Internacional de la Avicultura y Ganadería) 

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El incremento en la exigencia productiva lleva consigo de forma inevitable nuevos riesgos que se convierten en auténticos retos para la cría de los animales. Los tóxicos producidos por hongos, conocidos como micotoxinas, suponen uno de estos riesgos. La Autoridad Europea de Seguridad Alimentario (EFSA) y el Sistema de Alerta Rápida para Alimentos y Piensos (RASFF) consideran las bacterias patógenas y las micotoxinas como los dos principales riesgos en la actualidad.

De otro lado, el aumento de precios de las materias primas impone la necesidad de mejorar la eficiencia de la alimentación. Las micotoxinas afectan negativamente a la salud de los animales reduciendo directamente esta eficiencia.

En 2001 Lawlor y Lynch, determinaron que las micotoxinas afectaban al 25% de las cosechas mundiales cada año, dato que coincidió con la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) que en 2004 estimó que el 25 % de la producción mundial de alimentos está contaminada por micotoxinas, especialmente los cereales y sus subproductos. Estos datos de ocurrencia estaban basados en trabajos como el de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que a través de su Programa Internacional de Seguridad Química (IPCS) había analizado la presencia de uno sólo de estos tóxicos (Fumonisina B1) en más de cuarenta países en los cinco continentes (Marasas et al., 2000).

Sin embargo, la contaminación en la naturaleza no es tipo monotoxina sino multitoxina. Varias especies de hongos suelen in­festar a los cultivos y cada especie a su vez produce varios tipos distintos de micotoxinas (Fusarium gramminearum en maíz p.e. siempre produce al menos vomitoxina y zearalenona. EFSA, 2004). Por ello, y contando también con la inestimable colaboración del desarrollo de métodos analíticos más sensibles y específicos basados en la espectrometría de masas (LC-MS/MS), cuando se realiza un screening de amplio espectro los datos de incidencia de micotoxinas son mucho más altos.

En 2010 se publicaron los datos de un estudio realizado por Sofie Montbaliu (Montbaliu et all., 2010) sobre un total de 67 muestras de pienso de cerdas, trigo y maíz obtenidas de varios países de la Unión Europea (UE) incluyendo España. Del total de muestras el 82% apareció contaminado con al menos una micotoxina, y el 82% con dos o más. En 2012 se analizaron 37 micotoxinas en 965 piensos de todo el mundo con similares conclusiones (Alltech Inc., 2013):

El 40% de las muestras aparecieron contaminadas por 5 o más micotoxinas

El 98% de las muestras con al menos 1 micotoxina

Sólo el 2% de los piensos no estaban contaminados

Los datos reales de contaminación por tanto, son muy superiores a los oficiales y queda claro que cuantas más micotoxinas nos permita la ciencia analizar más posibilidades habrá de encontrar. Entre las causas de la actual situación los expertos incluyen los cambios en el clima y las prácticas agronómicas intensivas.

Por todo ello parece claro que se impone un programa global de lucha frente a las micotoxinas que tiene necesariamente que empezar en el campo y acabar en el alimento final. La Federación Europea de Fabricantes de Piensos Compuestos (FEFAC) como respuesta a la crisis de la aflatoxina en 2013 propuso una serie de recomendaciones a la UE entre las que estaba:

• La necesidad de ampliar las pruebas y programas de seguimiento de las materias primas en caso de situaciones de riesgo potencial: siendo necesaria una vigilancia más exhaustiva de las materias primas cuando las condiciones climatológicas en las regiones productoras de materias primas no hayan sido las adecuadas.

• La necesidad de mayor atención en las primeras etapas de la cadena alimentaria: introduciendo el concepto de punta de pirámide, que proporcione una mayor atención en el origen y en las primeras etapas de la cadena alimentaria como preferencia, y no sólo en la última etapa de la cadena alimentaria, es decir, en la producción de piensos.

Trabajos recientes basados tecnologías naturales encaminadas a la preparación del suelo pre-siembra y a la mejora la nutrición e inmunidad de la planta han mostrado de manera contundente aumentos en el rendimiento del la producción por hectárea y reducciones drásticas en la contaminación por micotoxinas (Allech Inc., 2013).

A partir del campo el programa de lucha debe continuar en almacenamiento, transporte, fábricas de pienso y granjas hasta el producto final. Hasta ahora sólo hemos intentado combatir el problema desde la etapa final y sin duda esto se ha demostrado que es insuficiente.

Descargar presentación impartida: “Impacto y control de micotoxinas en alimentación animal”.

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