Resumen Conferencia impartida por Miguel Valls, Hubbard, en el marco de las Jornadas Profesionales de Avicultura 2013 el miércoles 29 de mayo en la Facultad de Veterinaria de León a las 09:30
Desde la domesticación de algunas especies aviares (Red Jungle fowl, Gallus Gallus) hace ya mas de 4.000 años, pasando por los inicios de la selección aviar a principios del siglo XX, hasta nuestros días, hemos recorrido un largo camino en la mejora de la productividad de nuestras aves de carne. Solo en los últimos 50 años se ha multiplicado por dos el peso del pollo y se ha dividido también por dos el alimento necesario a la misma edad.
La industria se ha estructurado de forma piramidal en pocas empresas que han desarrollado diversas líneas sintéticas que se cruzan entre si para conseguir distintos objetivos de mercado. Los altos niveles de inversión necesarios y la fuerte competencia (hay que “correr mucho para quedarse en el mismo sitio” comparado con tus competidores) han hecho que muchas se queden en el camino. Una cuestión para el futuro será la falta de variabilidad genética que tendremos si continuamos por este camino.
La estrategia de selección en base al crecimiento ha producido una serie de problemas colaterales, como son por ejemplo los metabólicos y esqueléticos directamente derivados de esta, así como indirectamente en el ámbito reproductivo, que hemos ido paliando con éxito incorporando nuevos criterios y tecnologías de selección al programa.
En el futuro los criterios de rusticidad y de eficacia alimentaria, o índice de conversión, serán cruciales para producir aves capaces de responder a los nuevos desafíos del mercado. Con una población mundial creciendo al frenético ritmo de 200.00 personas al día, el eslogan de “Menos pienso-Más carne” devendrá fundamental para la máxima eficacia en la utilización de los recursos de cereales mundiales. La robustez de las aves y su resistencia a enfermedades será también crítica por las limitaciones en la utilización de antibióticos. La capacidad del sistema inmune del ave y la selección de genes (QTLs) específicos de resistencia a determinadas enfermedades son las dos posibles direcciones a tomar.
El desarrollo de nuevos métodos estadísticos de selección cuantitativa y la aplicación del BLUP han mejorado mucho la precisión en la valoración fenotípica de los individuos, el establecimiento de su valor genético (“breeding value”) y la eficacia de los programas de selección. La evolución espectacular de los sistemas informáticos, tanto en su capacidad de cálculo como de almacenamiento, ha hecho que esto sea posible.
Hasta hace poco los partidarios de una selección solo fenotípica y los partidarios de los nuevos métodos de genética molecular iban por caminos diferentes. Sus orígenes y formación eran completamente distintos. Con la secuenciación completa del genoma de la gallina y la evolución de las técnicas para la detección de marcadores genéticos (SNPs) se ha dado un paso adelante en la integración de las dos técnicas de selección que hará aumentar la eficacia de forma significativa. Todavía estamos lejos de una aplicación completa de estas nuevas tecnologías, pero su potencial nos augura un avance espectacular en los próximos años.