El error humano, por omisión o por pura delincuencia, cómo ha sido el caso de la empresa holandesa que introducido un producto, el fipronil.
Las alertas han funcionado
El error humano, por omisión o por pura delincuencia, cómo ha sido el caso de la empresa holandesa que introducido un producto, el fipronil, a sabiendas que estaba terminantemente prohibido su uso en animales destinados a producción de alimentos existe y existirá. Es inevitable.
Si mil perros muerden en un año a mil personas en Europa, no será noticiable. Si una persona muerde a un perro, será noticia. Es inevitable.
Alertar y alarmar.Esta vez, creemos, que se han gestionado más que bien las alertas. Ha sido una prueba de stress del modelo europeo de producción en la que ahora se ha valorizado más que la apuesta firme por una trazabilidad total y un etiquetado univoco. Momento de recuperar y reutilizar la excelente campaña “El huevo de etiqueta” dirigida a la opinión pública y los medios generalistas.
El alarmar innecesariamente, el sensacionalismo barato de los media o las redes sociales, y de los talibanes anti-producción de alimentos de origen animal, está y estará. Pero el coger las riendas, explicando las medidas tomadas, desde la UE, desde cada país, cada región, cada productor, lo que ha pasado, como muy bien ha hecho en TV Juan Gigante, presidente de PRHUCAM, Asociación de Productores de Huevos de Castilla-La Mancha ante la TV autonómica, reducen enormemente en intensidad y duración las bombas informativas cíclicas.
Siempre habrá alguna oveja negra agroalimentaria o alguna noticia sensacionalista, aprendamos a vivir con ello, mejorando la red de alertas aprendiendo de las posibles carencias que han sucedido con esta crisis, condenando penalmente al delincuente agroalimentario y contrarrestemos las intoxicaciones o exageraciones informativas cogiendo el toro por los cueros y aportando información veraz y contrastada de cómo producimos nuestros huevos y nuestra carne de ave.