Al igual que los productores franceses, los avicultores españoles de carne han reclamado tanto a la Administración española como a la comunitaria la aplicación de ayudas para superar la crisis en el sector, que está arrojando durante los últimos meses pérdidas millonarias.
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Según los datos manejados por los productores españoles, como consecuencia
de la crisis provocada por los piensos belgas con dioxinas, se produjo una grave
caída de las ventas, y actualmente no se ha llegado a recuperar el consumo a los
niveles similares a los existentes en aquellas fechas. Los avicultores estiman una
caída real de la demanda del 8%.

Consecuencia de este recorte en las ventas, los precios se mantienen desde hace
varios meses por debajo de unos costes de producción de unas 115 pesetas por
kilo. Ante esta situación, los productores de carne de pollo consideran que, al
igual que se hace con otros sectores, debería haber mayor apoyo para evitar que
se cierren granjas e industrias, con el consiguiente impacto sobre el empleo.

La avicultura de carne es uno de los pocos sectores donde realmente no existe
una organización común de mercado (OCM). Se trata de un sector que se regula
por sí mismo y donde las medidas oficiales de apoyo son mínimas. Con motivo de
la crisis, Bruselas puso en marcha apoyos para la exportación de pollo congelado,
medida que se ha manifestado totalmente insuficiente.

En España, el Ministerio de Agricultura apoyó también la retirada y congelación
de ocho millones de pollos, que siguen en los almacenes de Mercasa y para los
que no se prevén salidas a corto o medio plazo.

En opinión de los productores de pollos, la Unión Europea debería ampliar su
abanico de medidas de apoyo con la compra y exportación de los excedentes del
sector, procediendo a la transformación de materia prima, poniendo en marcha
campañas para recuperar la demanda, para evitar que se produzcan cierres y
despidos tanto en granjas como en mataderos.

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