Los consumidores europeos no están dispuestos a pagar el sobrecoste que supone la implantación de normas sobre el bienestar animal, según se desprende de un estudio
comunitario del que se ha hecho eco un comunicado de la Asociación
Española de Productores de Huevos (Aseprhu).
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Los consumidores europeos no están dispuestos a pagar el sobrecoste que supone la implantación de normas sobre el bienestar animal, según se desprende de un estudio
comunitario del que se ha hecho eco un comunicado de la Asociación
Española de Productores de Huevos (
Aseprhu
).
Según el comunicado, los consumidores no aceptan un coste adicional por el bienestar animal, aunque lo valoran como indicador de otras cualidades de los alimentos como la calidad y la seguridad, y sus consecuencias sobre los alimentos.

Este estudio está financiado por la Comisión Europea y se ha realizado en cinco países (Alemania, Francia, Italia, Reino Unido e Irlanda) con la colaboración de expertos de varias instituciones.

Según el comunicado a los consumidores les importa «ante todo» el bienestar y la salud humana y «no citan espontáneamente» el bienestar animal como una de las cuestiones que les preocupa en relación a los alimentos.
Sin embargo, cuando se les pregunta explícitamente muestran un alto grado de preocupación (especialmente sobre las jaulas en batería y los cajones de cría de terneras), lo que puede interpretarse como muestra de una preocupación «socialmente bien vista».
El comunicado apunta que esta actitud del consumidor «puede que no se traduzca en un comportamiento consecuente en el momento de la compra».

Los consumidores creen en general que «cuanto más intensivo es un sistema de producción, es más antinatural» y, por consiguiente, «menos saludable», por lo que las condiciones antinaturales se perciben como más arriesgadas y posiblemente insanas.

Hay diferentes valoraciones de las producciones animales según los países y el orden de mayor a menor aceptabilidad de las producciones animales convencionales es: Irlanda, Reino Unido, Italia, Alemania y Francia.
El orden de más a menos aceptable (para el conjunto de países) es: leche, cordero, cerdo, vacuno, huevos, ternera y pollo, mientras que la producción de huevos sólo es considerada «algo aceptable» por Italia, mientras que británicos, irlandeses franceses y alemanes lo consideran «algo inaceptable».

Los atributos ligados al bienestar animal tienen diferente peso según los países, aunque la calidad de la alimentación animal es el atributo de mayor peso en todos, al que le siguen el espacio, acceso al exterior, transporte y comportamiento y sacrificio.
De este estudio se desprende que los consumidores consideran que carecen de información y que ésta es fundamental en su elección de los alimentos, al tiempo que confían más en la que les proporciona las organizaciones de consumidores y de defensores del bienestar animal que las del gobierno o la industria alimentaria.

Los cambios en el consumo de alimentos de origen animal se deben principalmente a las preocupaciones sobre su impacto en la salud humana o por seguridad alimentaria, calidad, cambios en la dieta y estilo de vida, mientras que los argumentos éticos o el bienestar
animal fueron los menos citados.
El Reino Unido, considerado habitualmente como una nación de «amantes de los animales», presenta el mayor porcentaje de entrevistados que afirman no haber cambiado sus hábitos de consumo por razones de bienestar animal.

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