El V Foro
Internacional de la Alimentación
, que se celebrará dentro de
Alimentaria entre el
próximo 8 y 12 de marzo, presentará los datos completos del informe
‘La alimentación y circunstancias: placer, conveniencia y salud’, un estudio
inédito dirigido por el doctor Jesús Contreras, del Observatorio
de la Alimentación de la Universidad de Barcelona. La encuesta se ha realizado
a partir de los hábitos y opiniones de los miembros de 300 hogares españoles,
que proporcionan información de más de 6.000 jornadas alimentarias
y más de 27.000 ingestas.
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El V Foro
Internacional de la Alimentación
, que se celebrará dentro de
Alimentaria entre el
próximo 8 y 12 de marzo, presentará los datos completos del informe
‘La alimentación y circunstancias: placer, conveniencia y salud’, un estudio
inédito dirigido por el doctor Jesús Contreras, del Observatorio
de la Alimentación de la Universidad de Barcelona. La encuesta se ha realizado
a partir de los hábitos y opiniones de los miembros de 300 hogares españoles,
que proporcionan información de más de 6.000 jornadas alimentarias
y más de 27.000 ingestas.

A pesar de que en los últimos años llevar una dieta sana y equilibrada
preocupa a un mayor número de personas, los ritmos actuales de trabajo
y las nuevas estructuras familiares han provocado en España una «nueva
manera de comer», marcada por la alimentación fuera del hogar, un
descenso en el consumo de las legumbres, frutas y verduras y una mayor flexibilidad
a la hora de escoger el lugar y el momento del día.

Comidas más fragmentadas
En este sentido, el estudio «La alimentación y sus circunstancias»,
que se presentará durante una jornada única el 8 de marzo dentro
del V Foro
de la Alimentación
, pone de manifiesto una simplificación
de las comidas básicas. Así, se consumen menos platos en las ingestas
principales (desayuno, comida y cena), mientras que se crean nuevas fórmulas
como el «aperitivo-comida» o la «merienda-cena». La ingesta
que más se ha visto afectada por la reducción de alimentos es
la cena, en la que los platos elaborados se sustituyen por la opción
de «comer cualquier cosa».

La media de ingestas diarias de la población española –teniendo
en cuenta tanto las comidas principales como las que se realizan entre horas-
es de 4,19, una cifra cercana a la de los franceses, con 5,4 ingestas, aunque
muy lejana a la media de los estadounidenses, con 17 tomas al día.
A pesar de ello, el 38% de los españoles afirma seguir un modelo de tres
comidas (desayuno, comida y cena) y un 38,5% segmentan la jornada en desayuno,
comida, cena, más otro desayuno a media mañana o una merienda.

Dieta equilibrada de lunes a viernes
En cuanto al tipo de dieta, un 82,3% de los encuestados ha afirmado sentirse
satisfecho de su alimentación; mientras que sólo un 11,36% ha
declarado no estarlo y el 6,29% ha declarado que su alimentación es «regular»
y que «están intentando mejorarla».

Sin embargo, a pesar de que en los últimos años la salud influye
cada vez más en la dieta, los horarios laborales actuales y la falta
de tiempo, no permiten seguir siempre una dieta rica y equilibrada nutricionalmente.

El estudio revela que existe una gran diferencia entre el menú diario
y el de los fines de semana. En la mayoría de los casos, los encuestados
controlan las ingestas que realizan de lunes a viernes y se decantan por alimentos
sanos como la verdura, las legumbres y la fruta. No obstante, durante el fin
de semana, el placer, unido a la falta de ganas de cocinar, prima sobre las
consideraciones nutricionales y es cuando se producen más transgresiones
y se consumen más «caprichos».

Aumentan las comidas en solitario
Además se tiende a incrementar el número de comidas que una persona
realiza en solitario, incluso dentro de las familias, donde se produce un desincronización
que motiva que cada miembro coma a una hora diferente. Asimismo, los cambios
producidos en las estructuras familiares, dominadas sobre todo por las parejas
y las personas que viven solas, combinadas con la rapidez que proporcionan electrodomésticos
como el microondas, potencian el consumo de alimentos precocinados.

Se produce también una creciente deslocalización del lugar donde
se come. De la comida tradicional en la cocina o el comedor se está consolidando
cada vez el uso de otras ubicaciones como el sofá (10,6% de las cenas)
y la habitación (0,9% de las meriendas y el 0,5 de las cenas).

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