La noticia más reciente en materia de alimentación animal es una buena: una reducción en el coste de los piensos, en general, que podría cifrarse en unos 0,03-0,05 €/Kg. Esto ha sido debido, en gran medida, a una reducción del precio de los cereales, con el trigo como ejemplo, cuyas cotizaciones se han rebajado 6 puntos en los mercados internacionales del ultimo trimestre.

Pero también hay que decir que aun nos encontramos inmersos en el término que se ha puesto de moda, la “volatilidad” – por no decir, “inestabilidad” -. Y esto hace que los mercados de futuros reaccionen agresivamente ante cualquier noticia sobre situación de los stocks, previsión de cosechas, evolución de la climatología, etc. – por no decir ya otras de tipo económico-político -, lo que no hace más que favorecer a los especuladores.

Remontándonos al conjunto del año pasado, resumiríamos el mismo diciendo que la evolución de los recursos en alimentación animal ha estado marcada por una gran dureza y volatilidad en los mercados de materias primas, aun con unos componentes diferentes en los dos semestres. En el primero, los mercados se han comportado como se esperaba, con alzas de consideración en el precio de los cereales, empujados en gran parte por unos bajos stocks de maíz USA – una proporción creciente del cual se destina a la producción de biocombustibles -, así como por la sequía de varios países europeos y falta de noticias sobre las cosechas.

En cambio, en el segundo semestre del año pasado se corrigió en cierta parte esta situación debido a unas buenas cosechas, especialmente en los países del este europeo, aunque la especulación de turno no permitió un mayor descenso de las cotizaciones de los cereales, entre los cuales el maíz USA mantuvo a los mercados en tensión. Y en cuanto a los productos proteicos, la soja ha estado durante todo el año con precios altos, aminorados solo en parte gracias a unas buenas cosechas sudamericanas.

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