En 1963, la Federación Nacional de Pavo de los Estados Unidos -USA National Turkey Federation- consolidó una tradición que seguramente popularizó aún más entre la población el consumo de la carne de pavo, un producto avícola que en España aún tiene mucho recorrido. La idea que tuvieron fue involucrar al presidente de los Estados Unidos para que cada año, por Acción de Gracias, indultara a un pavo. Se dice que la tradición comenzó con Lincoln, cuando su hijo le pidió el perdón presidencial para el pavo en estas fechas. Sea como fuere, la National Turkey Federation, bajo el mandato de Kennedy, retomó esta tradición en 1963, aunque se hizo oficial en 1989, con George Bush.
Es difícil estimar hasta qué punto esta puesta en escena -toda una herramienta de marketing que cuenta con la persona más poderosa del mundo como maestro de ceremonias- ha contribuido a incrementar o no el consumo de carne de pavo en los Estados Unidos. Es de suponer que todo suma, y lo cierto es que se trata de un producto perfectamente consolidado en Norteamérica, que acabará este año con 2.282 millones de kilos de carne consumidos en total y unas 16 libras per cápita -unos 7,25 kilos-. Mientras tanto, en un país como España, todavía nos hallamos en cifras muy inferiores: 54.637 toneladas consumidas en los hogares españoles en 2011, datos que mejoraron al año siguiente, situándose en 67.029 toneladas, lo que supuso un aumento del 22%. Está claro que aún falta mucho para emular las cifras de Estados Unidos, o para acercarse al consumo de otras carnes más populares en nuestro país, como la de pollo o la de cerdo. Sin embargo, estas mismas cifras llevan consigo una lectura interesante: la de pavo fue la única carne que aumentó considerablemente de 2011 a 2012. El resto, o disminuyeron su consumo o crecieron irrisoriamente, según los datos del MAGRAMA. Y todo esto, por ahora, sin contar mucho con el marketing.
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