En 1983 el 0,3% de los alemanes eran vegetarianos. En 2017 es el 10%. Esta es la primera vez en la historia que hay más personas en el mundo viviendo en las ciudades que en el entorno rural, no es de extrañar pues este desconocimiento absoluto de lo que es la ganadería actual.
En octubre 2017 la Asociación Avícola de Nueva Zelanda ha denunciado a “Sunfed Meats”, una empresa dedicada a la producción de sustitutos a la carne, por su “chicken-free-chicken” pues su “pollo sin pollo” incluía en el envase imágenes de pollo y el texto “porciones de carne salvaje”.
Este pasado verano el Tribunal Europeo ha prohibido a los productores de bebidas de soja denominar sus preparaciones cómo leche.
¿Moda o tendencia? Lo desconocemos, pero habrá que estar atentos, acudiendo a los tribunales si es necesario, para poder seguir llamado al pan, pan y al vino, vino.
Sembrando
La industria avícola española ha crecido el doble en España respecto el promedio de la industria avícola europea.
Con décadas ya apostando por eficiencia y la máxima calidad y seguridad alimentaria, sumado al hecho que hay cantidades ingentes de terrenos baldíos, España ha sabido hacer de la crisis oportunidad habiéndose disparado las exportaciones a Europa e internacionales tanto de huevo cómo en menor grado de carne de ave.
En el caso concreto del huevo nunca antes había tenido unas cotizaciones tan altas (excepto en 2012).
Tecnificación, relativa “juventud” de las instalaciones (comparando con por ejemplo nuestro vecino galo), y bajo coste mano de obra son argumentos a favor.
Innovación, mayor profesionalización para con lo mismo obtener mayores rendimientos zootécnicos y más marketing e internacionalización serían los puntos débiles.
Queda mucho por hacer, pero vamos por buen camino.