INPROVO, en representación de todo el sector del huevo español, ha emitido un comunicado oficial en el que critica duramente una decisión política que ha primado un teórico «bienestar» de las aves por encima de un sistema de producción animal de eficacia demostrada.
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Madrid, 21 de Junio. INPROVO ha manifestado su indignación tras aprobación por el Consejo de Ministros de Agricultura de la UE del texto de la Directiva sobre las condiciones del alojamiento de las gallinas ponedoras, que establece la prohibición en el sistema actual de producción de huevos desde el año 2012.

«Los políticos de la UE han puesto fecha de caducidad a nuestro sector», ha señalado D. Jorge Abad, Presidente de INPROVO, «sin pararse a pensar en las consecuencias que esto tendrá para la economía del sector avícola de puesta y de todas las empresas relacionadas con él. Los productores europeos estamos indefensos ante una norma que nos obliga a eliminar nuestras instalaciones actuales y a producir con costes muy por encima de los de los avicultores de terceros países, sin posibilidad de competir en el mercado mundial, ni tampoco de cerrar nuestras fronteras a los huevos producidos en batería fuera de la UE, que se venderán aquí sin restricciones».

Esta normativa supone un golpe mortal para un sector que hasta ahora se ha caracterizado por su elevado nivel tecnológico, la modernización de sus estructuras productivas, el control sanitario del huevo y de las aves, y sus altos rendimientos, lo que ha permitido obtener un producto de alta calidad y bajo precio. Para los representantes de INPROVO, la Directiva adoptada supone un lamentable error, ya que tendrá como consecuencias un aumento en los problemas sanitarios para las aves, un fuerte encarecimiento del precio, y lo que es peor, la mayor probabilidad de contaminación microbiológica del huevo.

«No nos cabe duda alguna sobre el futuro de nuestras empresas: deberán desmantelarse en el plazo que fija la Directiva, y tendremos que enviar a la calle a nuestros trabajadores, y cerrar las industrias que dependen de la avicultura de puesta.» El sector factura en España más de cien mil millones de pesetas anuales y da trabajo a más de diez mil trabajadores de forma directa, y a otros diez mil de forma indirecta.

La Directiva adoptada ha sido la peor de las que se podían acordar, según INPROVO. «Como interprofesión, nuestros planes de mejora de la calidad, de inversión en tecnología y en control sanitario, quedan aparcados ante las nulas expectativas que nos deja la Directiva. Según manifestó Jorge Abad, «no podemos consentir que Europa dé satisfacción a las demandas de una pequeña parte de la sociedad a costa de nuestras inversiones y de nuestras empresas. Exigimos que se nos compense ante el atropello que se ha cometido contra todo un sector productivo, que representa a más de trescientos millones de gallinas ponedoras en la UE y factura un billón de pesetas, que tendrá que cerrar y desaparecer del mercado».

Las negociaciones de la próxima Ronda de la OMC serán decisivas para el futuro del sector. Si la Unión Europea no impone las mismas normas a los huevos de países terceros vendidos en la UE, la inmensa mayoría de los productores e industrias europeas relacionadas con el huevo desaparecerán, según INPROVO.

Para INPROVO, las modificaciones impuestas a las baterías a partir del año 2002 supondrán un incremento de los costes de producción del huevo de un 30%. La inversión actual en el sector productor de huevos asciende a más de 60.000 millones de pesetas, de los que unos 40.000 millones de pesetas corresponden a las granjas, y el resto, a instalaciones de clasificación y comercialización.

La Directiva ofrece como alternativas a la prohibición de las baterías las denominadas «jaulas enriquecidas» (con nido, perchas, yacija y mayor espacio), -que están en proceso de investigación y desarrollo y no se utilizan a nivel comercial en Europa- y los sistemas alternativos. El coste de producción del huevo en sistemas alternativos a la batería asciende, como mínimo, según el sistema elegido, a un 100% más que en batería. A esto se añaden los problemas derivados de tener que evolucionar hacia unidades de producción mucho más pequeñas y dispersas, lo que hará más difícil el control de las condiciones en la granja y la recogida de los huevos. Todo ello afectará sensiblemente a la calidad del huevo producido y finalmente, a la seguridad del consumidor.

«Como sector, retrocederemos tres décadas con esta Directiva, y volver al pasado en este caso es jugar con la calidad del alimento que consumimos», ha afirmado el portavoz de INPROVO.

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1 comentario

  1. Pero…. alguna vez os habeis parado a pensar por un instante que no sois solo vosotros y vuestra amada «industria»?

    Todos los seres vivos del planeta, sin excepcion, tienen derecho a una vida digna. Si la cria de gallinas no es rentable sin garantizar una minima dignidad para estos seres vivos, entonces el sector tendra que adaptarse y tambien nosotros mismos y nuestros habitos alimenticios.

    No podemos seguir utilizando a los animales como simples maquinas a nuestra disposicion.

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